MALDITO ROCK AND ROLL

Corrosion of Conformity en Chile: Hipnotizados por la potencia

Jorge Lagas |

Miércoles 16 de mayo – Club Blondie, Santiago

Por Jorge I. Lagás

Fotos: Eugenia Fuentes

Llegó finalmente el día en que pudimos ver a los históricos Corrosion of Conformity con su show propio en Chile. La única vez que habían pasado por acá fue hace cinco años en The Metal Fest 2013, cuando eran un trío. Ahora tienen de vuelta a Pepper Keenan (voz, guitarra), que determinó sus mejores años en los 90 y parte de los 2000, y con él hicieron el disco que lanzaron a principios de este 2018 y que los sacó de gira: “No Cross No Crown”.

El resultado fue volver a tener esa impronta que los marcó en sus años mozos, especialmente a partir de “Deliverance” (1994), que es cuando Keenan empieza a estar al mando. Eso es lo que vimos en el escenario del Club Blondie, una banda revitalizada y potente, aunque eso no quiere decir que el grupo no fuera así en su período de trío: los discos que sacaron en estos últimos años son excelentes y muy recomendables. Pero bueno, había que verlos con su formación más estelar.

La partida a la velada la dieron los nacionales Yajaira, institución pionera del stoner nacional, con más de 20 años a cuestas y un presente muy saludable con su último álbum “Post Tenebras Lux” (2017). 45 minutos duró su despliegue de sonido fangoso, con el que el respetable ya empezó a entrar en calor.

El turno de Corrosion of Conformity llegó con la aparición en el escenario del bajista Mike Dean, que con su instrumento dio el arranque para el set de los estadounidenses. Partieron con “The Luddite”, del último disco, y de ahí para adelante fueron prácticamente sólo clásicos. “Broken man”, “Señor limpio”, “Seven days”, “13 angels”, “Wolf named crow” (la única que tocaron del nuevo disco junto con “The Luddite”) y otras se sucedieron sin pausa.

Pepper Keenan y los suyos lo dieron todo arriba del escenario y cuando decimos “todo” es que le sacaron el máximo lustre a la pesadez y contundencia de sus cuerdas. Un aspecto que se acentuó en su performance en vivo, añadiéndole varias toneladas a lo que hacen. Lo particular de Corrosion of Conformity es que han pasado por varios estilos en su carrera: partieron en el hardcore, se pasaron al thrash y desembocaron en lo stoner. Todo eso ha confluido en un estilo que si bien es identificable con un nombre como ese, tiene un poco de todo lo que han hecho. El efecto que producen es hipnótico. Hace mover la cabeza, pero al mismo tiempo sumergirse en pasajes densos y cantar a todo pulmón. Más de 20 años se esperó para esto. Y terminamos hipnotizados por el poder del cuarteto. Que por cierto, no pudo contar con su baterista titular Reed Mullin, operado de la rodilla, pero fue suplido por un eficiente reemplazo.

Ya para el final, los himnos “Vote with a bullet”, “Albatross” y una alargada versión de “Clean my wounds” dieron el cierre. La gente tuvo lo que fue a buscar, su cumplió así un anhelo de varios años y esperemos que no sea la última vez que los veamos.

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