Editorial de Freddy Stock, lunes 07 de mayo.
El chileno que se está construyendo… “La educación superior es una de las puertas de entrada a la movilidad social. Pero en Chile estudiar puede ser también una condena financiera para miles de estudiantes y sus familias”. Así comienza el sitio de investigación periodística, Ciper Chile, un reportaje que señala que a diciembre del año pasado, más de 616 mil personas mantenían con algún banco una deuda para financiar sus estudios superiores. De ellas, 168 mil, o sea, casi un 30% del total están en mora en un sistema de financimiento que según la propia Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF), los préstamos estudiantiles se han triplicado en los últimos diez años, hasta alcanzar los US$4.500 millones a diciembre de 2017.
Según reporta el mismo informe de la SBIF, en tan solo una década el número de estudiantes endeudados pasó de 292 mil a 722 mil repartidos en los 13 mayores bancos del país. La deuda, dice Ciper, equivale a construir dos nuevas líneas de metro; levantar nueve hospitales de alta complejidad o todas las inversiones que este año tiene previsto realizar Codelco. Es decir, 4.500 millones de dólares. Ahora, si se suman todos los que han recibido el Crédito con Aval del Estado, incluyendo a los que aún estudian o han pedido prórroga, la cifra se más que duplica a 9.300 millones de dólares.
Estas cifras siderales son el núcleo de un debate ideológico muy de fondo. Y es sobre el sentido de sociedad que tendrán esos profesionales y técnicos que tardarán décadas en pagarle a los bancos su educación; de saber si estamos formado -como reflexionó el rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi- a jóvenes comprometidos con su sociedad o comprometidos sólo en pagarle intereses y multas a los bancos…