Editorial de Freddy Stock, viernes 29 de junio.
Respeto… Finalmente eso es lo que pide la señora Ilka Soza, respeto, un trato digno de parte de esta sociedad. Su caso se conoció luego de mandar una carta a El Mercurio contando que fue a su banco, al que –dice- “he entregado mi confianza y mis recursos de docente por casi treinta años”, para renovar su tarjeta de crédito pero se la negaron porque no se le otorga a los mayores de 72 años y ella tiene 78. Motivo del rechazo: La edad, dice la respuesta del ejecutivo. Causa: El riesgo. Razón: Mi posible deceso. Culpables: Las compañías de seguros. Víctima: Yo.
“Esperando la carroza”, se llamaba su texto y ayer, la señora Ilka publicó una segunda parte de describiendo “algunos acontecimientos acaecidos desde la primera carta que quebraron los cristales de mis tranquilas rutinas”, señaló. Le pidieron entrevistas de medios, le ofrecieron gratis una suscripción a Netflix, para lo cual quería sacar la tarjeta y fue contactada por empresarios motivados por una generosidad sin límites –cuenta- “solicitándome aceptara sus tarjetas y recursos de pago”.
Sin embargo, escribe la señora Ilka, “después de más de 45 años de trabajo (como profesora normalista), me resisto a recibir donaciones gratuitas que podría solventar”. Y se pregunta, ¿Dónde estarán aquellos organismos y personeros públicos y privados que se erigen en defensores, en la sociedad actual, de la dignidad y los derechos de los eufemísticamente llamados adultos mayores? ¿Dónde está la voz de mi ejecutivo, dónde está la voz de mi banco? Y, agregamos, ¿dónde está el respeto de una sociedad completa a aquellos que con su trabajo y dedicación han construido el Chile que hoy estamos viviendo?… Bienvenidos a Palabras sacan Palabras…