El líder de Nine Inch Nails manifestó responsabilidad de los artistas de levantar la voz en la era de Donald Trump.
Desde el minuto en que Donald Trump presentó su candidatura para ser Presidente de Estados Unidos, muchos artistas de renombre del país del norte empezaron a manifestarse en contra del magnate del sector inmobiliario. Las diferencias entre el millonario y los personajes públicos incluso llevaron a estos últimos a salir a hacer campaña por Hilary Clinton, la representante demócrata que perdió las últimas elecciones en manos de Trump.
Justamente, uno de los músicos que siempre mostró su desagrado por las políticas y los manejos del sucesor de Barack Obama es Trent Reznor, líder de Nine Inch Nails, quien en diferentes entrevistas ha llegado a llamarlo un “maldito vulgar” y un “imbécil”.
Ahora, en un diálogo con el New York Times, el líder de Nine Inch Nails volvió a disparar contra el cuadragésimo quinto presidente de USA.
Consultado sobre si siente que los músicos tienen una responsabilidad de abordar temas de política, Reznor contestó: «Estuve haciendo una nota con alguien a mediados de los ’90 y me dijeron algo que se me quedó en la cabeza: que tengo influencia, y que es mi trabajo criticar lo que sea necesario criticar, porque hay personas que se sienten de la misma manera, pero necesita que alguien lo diga. Y pienso en eso hoy, porque en ese momento parecía que era mucho más fácil simplemente mantener la boca cerrada y dejarlo ir».
Además, el músico procedió a dejar en claro su parecer sobre aquellas personas de gran influencia que no dicen nada sobre el tema como Taylor Swift: «No escuchas mucha opinión de Taylor Swift o de otros artistas relevantes para la juventud, porque están demasiado preocupados de no dañar su marca, su grupo demográfico, su éxito y todas esas cosas».
Finalmente, Reznor sentenció: «Sé cómo me siento y he dejado que esto me afecte de una forma en que desearía que no fuera así. Mi preocupación por eso no está ayudando nada. Pero lo que Donald Trump está haciendo es preocupante y exasperante, y no es la agenda conservadora, no es una cuestión de preferencia religiosa, no se trata de si el gobierno debería ser grande o pequeño. No tengo ningún problema con esos temas. Pero el desprecio por la decencia, la verdad y la civilidad es realmente desalentador. Se siente como un país que celebra la estupidez y la está llevando realmente a un nivel superior».