Comentamos el concierto dado por la agrupación local, en donde lanzaron de manera oficial su más reciente álbum «Delusional».
Por Javier Sandoval G.
Asistir a un show de BBS Paranoicos no es sólo ver en vivo a una de las mejores bandas del rock chileno. Son instancias especiales donde uno canta desde la parte más profunda del alma, esa que alberga nuestros recuerdos de intentos sin resultados, un sinnúmero de demonios que consumen temores personales, tristezas por relaciones fallidas y, como no, victorias que se disfrutan mejor abrazando a tus amigos y familia.
El sábado recién pasado en Blondie volvimos a saborear aquella paranoica catarsis enmarcada por el lanzamiento oficial de «Delusional», su nuevo álbum producido por Bill Stevenson de Descendents, con un ambicioso espectáculo de larga duración que dio abasto a las exigencias requeridas: casa llena, dos horas de enérgico punk rock, un setlist de casi cuarenta canciones que recorrieron las distintas etapas del conjunto, amenas interacciones por parte de los músicos y, lo más destacable, nuevos temas que se incorporan a la banda sonora de nuestras vidas.
Por más que los clásicos de siempre como «El Regreso», «Lo Siento», «Ruidos», «Sin Salida» e «Irreparable», entre otros, se lleven el premio a las canciones más coreadas como costumbre, las composiciones de «Delusional» ya debutaron con un aplaudido recibimiento. Entre estos doce temas que le dan vida a la placa y que fueron tocados íntegramente, quisiera sugerir “Mis demonios”, «Sanatorio» y «Lo Que El Viento Se Llevó» como platos fijos para futuros conciertos, además de resaltar algo saliéndome un tanto de la solemnidad: Por la cresta que suenan bien «Insomnio» y «Mis Historias» en vivo, otras que espero, de todo corazón, escuchar siempre de acá al futuro.
No sé si será por mi fuerte devoción hacia BBS Paranoicos, abiertamente mi banda local favorita, pero me cuesta encontrar puntos bajos en sus presentaciones, ya que si algo sabe hacer este grupo con más de 25 años de calle en el cuerpo es trasmitir sentimientos y sinceridad a través de su música. Porque al final, cuando llegamos a nuestras casas con cansancio en el cuerpo y ese fastidioso pitido en los oídos, simplemente recordamos las emociones y desahogos que vivimos sin importarnos absolutamente nada más hasta regresar a la rutina diaria.
Sacar un disco trabajado con un obrero del punk mundial como Stevenson es una tremenda noticia de la que hablaremos y nos orgulleceremos siempre, pero presentarlo con este nivel de profesionalismo ya es escribir con letras más grandes una historia (otra historia) de la que todas y todos quienes seguimos al conjunto somos parte. Una vez más, BBS Paranoicos deja claro cuál es su posición en la música chilena.