Aunque parezca mentira, utilizaban la liberación que provoca el alcohol para tomar decisiones.
Las propiedades desinhibidoras del alcohol son conocidas desde las antiguas civilizaciones. Aunque parezca mentira, utilizaban la liberación que este provoca para tomar decisiones.
«In vino veritas» (en el vino está la verdad) es una frase muy conocida utilizada por los romanos para defender que bajo los efectos de este caldo uno está más predispuesto a contar cosas que no contaría sereno.
Esta afirmación tiene sus diferentes versiones en la civilización griega que venía a decir que «el vino es la ventana del hombre» o la hebrea «el vino entra, el secreto sale».
Así, este fue el germen de muchas decisiones tomadas, en parte, porque era la forma de que los participantes en estas deliberaciones expusieran opiniones que de otra manera quizá no eran capaces de poner encima la mesa.
Así lo explicaba Heródoto sobre los persas (en el siglo V a.C.) en el libro primero de su Historia: «Después de bien bebidos, suelen deliberar acerca de los negocios de mayor importancia. Lo que entonces resuelven, lo propone otra vez el amo de la casa en que deliberaron, un día después; y si lo acordado les parece bien en ayunas, lo ponen en ejecución, y si no, lo revocan. También suelen volver a examinar cuando han bebido bien aquello mismo sobre lo cual han deliberado en estado de sobriedad».
En otras palabras, ya los persas aprovechaban su estado de liberación de patrones y prejuicios para recopilar ideas, incluídas aquellas que de entrada podían parecer absurdas, para revisarlas sobrios al día siguiente y ponerlas en práctica si las seguían viendo válidas, recoge Cultura Inquieta.
Algo así como una especie de brainstorming de juerga. Excelente ¿verdad?