Repasamos el segundo día del festival que debutó en nuestro país.
Por Javier Sandoval
Tras dos días de música sin parar gracias a 30 bandas repartidas en tres distintos escenarios esparcidos por el sector del Movistar Arena, la primera edición del festival Cosquín Rock Chile llegó a su fin dejando un saldo más que alegre, con shows difíciles de olvidar junto a postales de un ambiente grato, respetuoso y, especialmente, familiar.
Hubo dos hechos que diferenciaron lo vivido el sábado del domingo. La parrilla musical entregada el último día del evento era mucho más variopinta en comparación con la anterior que, claramente, fue dominada por géneros ska y punk. Que esto no se entienda como algo negativo. La diversidad de este certamen nacido hace 17 años en Argentina fue un punto a favor que permitió pasar de escuchar el reggae de Gondwana al acid rock de Cigarbox Man, por sólo mencionar un ejemplo.
El otro contraste fue el público que acudió en menor medida, algo deducible a simple vista en shows como el de Ciro y Los Persas, grupo liderado por el ex Piojos Andrés “Ciro” Martínez, con un recinto al 25 por ciento de su capacidad, quizás menos. Por su parte, me atrevería a decir que Chico Trujillo, quienes contaron con la presencia de Álvaro España de Fiskales Ad-Hok en el escenario, fueron quienes más gente reunieron en el interior del Movistar Arena y aun así no fue un lleno absoluto como sí lo hicieron Chancho en Piedra el sábado pasado.
También hay que destacar la potencia mexicana de Molotov, uno de los platos fuertes del cartel con sus clásicos de toda la vida como “Gimme Tha Power”, “Frijolero”, la versión punketa de “Marciano” y “Hit Me”, este último cantado junto a la gran Anita Tijoux tal como en el MTV Unplugged recientemente lanzado por los oriundos de Ciudad de México.
Con casi 30 años y en plena gira de lanzamiento de su nuevo álbum “Delusional”, los nacionales BBS Paranoicos pusieron la siempre necesaria dosis de rock acelerado en compañía de Ismael “Bicho” Bustamante, líder de Sin Perdón, quien reemplazo buena parte del espectáculo a Pedro López en la guitarra debido a una lesión sufrida por este último.
Una presentación estupenda fue la de Ángel Parra y los Retornados, quienes mostraron su técnica y corazón en “La Casita del Blues”, un pequeño e íntimo escenario, donde no más de cien personas tiradas en el pasto se dejaron llevar por las melodías del cuarteto. Este lugar ubicado en el exterior del Movistar Arena tuvo un reparo que a más de un artista le pasó la cuenta: a unos metros suyos había un juego (activaciones clásicas de festivales) que emitía un bullicio que, a momentos, topaba con la música de las bandas. Ojo ahí para un posible futuro Cosquín en Chile.
La verdad es que la experiencia dejada por este evento de larga trayectoria al otro lado de la cordillera fue bastante placentera durante sus dos días en Chile. Un ambiente con una cantidad de gente que te hacía sentir en un evento masivo, pero sin llegar saturar el libre tránsito. Respeto tanto hacia los grupos invitados como espectadores con los horarios estipulados, hecho con el que era imposible pasar un instante sin algo que espectar, todo bajo un entorno adecuado para pasar un más que grato fin de semana en familia y, de esa manera, incentivar a las nuevas generaciones a disfrutar de la música en vivo tanto como nosotros lo hacemos.