Los médicos le señalaron que debían extirpárselos por peligro de cáncer, a pesar de que la biopsia no mostraba «evidencia de malignidad».
En mayo pasado Linda Woolley, una mujer de 73 años, originaria de Colorado, Estados Unidos, se sometió a una cirugía en la que los médicos le extrajeron sus dos riñones que estaban completamente sanos.
Ahora la anciana está obligada a dializarse cuatro horas tres veces por semana. «Mi vida cambió totalmente. La diálisis no es un día de campo, no importa lo acostumbrada que estés, te roba la vida», dijo.
Los especialistas del Hospital de la Universidad de Colorado le habían dicho que debía operarse ya que era probable de que tuviera cáncer de riñón, a pesar que una biopsia realizada dos meses antes no mostraba «evidencia de malignidad», según señala FOX31.
Tras la cirugía, una nueva biopsia a los riñones extraídos arrojó que no había «evidencia de carcinoma y no se identificó una lesión masiva», es decir, no había cáncer.
«Es terrorífico porque no tienes opción cuando vas al hospital. Tú crees que vas a estar en buenas manos», dice Woolley, quien hasta el momento no ha recibido ni siquiera disculpas por parte del hospital.
«Siento que me deben un riñón, eso es seguro», dice la mujer que ahora tendrá que esperar siete años por un trasplante, debido a que hay 95.000 estadounidenses en lista de espera. Mientras tanto deberá seguir dializando tres veces por semana. Eso sí, contrató a un bufete de abogados para demandar al hospital.