Es una pieza fundamental en la historia que narra la última producción de Netflix. Sin embargo, a más de 30 años aún hay dudas sobre lo que le ocurrió.
Las historias en torno a los capos de la droga sigue siendo de interés popular. Una muestra de ello son las diversas películas y series de televisión que se han producido el último tiempo.
Ya se ha hablado bastante sobre Pablo Escobar y la guerra que tuvo el cartel de Medellín contra el Estado colombiano a fines de la década de los 80 y principios de los 90. Pero con la captura de Joaquín «El Chapo» Guzmán (y el juicio que actualmente se está llevando en curso en Estados Unidos), el interés ahora se han puesto sobre los capos de los carteles mexicanos.
Uno de ellos es el de Guadalajara, fundado por Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo, y que es el hilo central de la última temporada de Narcos, la serie producida por Netflix.
Uno de los personajes centrales en esta historia es Enrique «Kiki» Camarena, un agente de la DEA que en 1981 logró infiltrarse en el cartel de Guadalajara y que en la serie de Netflix es personificado por Michael Peña.
Spoiler Alert: a continuación hay datos importantes sobre la trama de la serie.
Gracias a su trabajo en las sombras logró identificar que en Rancho Búfalo, una localidad del estado de Chihuahua, Caro Quintero tenía 1000 hectáreas de plantación de marihuana la que producía anualmente unos 8 millones de dólares.
En 1984 cerca de 500 soldados mexicanos llegaron a Rancho Búfalo destruyendo toda la producción del cartel de Guadalajara. Fue el operativo antidrogas más grande hasta ese momento pero un golpe al narcotráfico que le costaría caro a las autoridades ya que la venganza de Caro Quintero, el llamado «Narco de Narcos», sería brutal.
El 7 de febrero de 1985 mientras iba camino a reunirse con su esposa, Enrique «Kiki» Camarena fue secuestrado por cinco hombres quienes lo llevaron a un lugar desconocido en Guadalajara. Por dos días el agente de la DEA fue torturado hasta la muerte. Su cuerpo fue encontrado casi un mes después de su secuestro en la zona rural de La Angostura.
En respuesta la DEA lanzó el Operativo Leyenda que terminó con la captura de las cabezas del Cartel de Guadalajara, entre ellos Rafael Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo.
Aunque por décadas a «Kiki» Camarena le ha elevado a la altura de mártir y mesías por parte de la DEA, su muerte ha estado cubierto por un manto de dudas. La versión oficial dice que el responsable de su muerte fue Caro Quintero en venganza por operación que destruyó Rancho Búfalo. Sin embargo, en octubre de 2013, casi 30 años después del crimen, tres ex agentes de la DEA aseguraron que el ex agente no fue ejecutado por el cartel de Guadalajara, sino que por la CIA.
El ex agente de la DEA, Héctor Berrélez fue el encargado en 1985 de dirigir la investigación sobre el homicidio de Camarena y fue él quien aseguró que en el crimen participó la CIA.
«Fui yo quien dirigió la investigación de la muerte de Camarena. Durante esta investigación descubrimos que algunos efectivos de una agencia de inteligencia de Estados Unidos, infiltrados en la DFS (la mexicana Dirección Federeal de Seguridad) participaron también en el secuestro de Camarena», dijo en 2013 a la revista Proceso.
Según señaló Berrélez, Camarena habría descubierto que la CIA se quedaba con parte de las ganancias del narcotráfico como una forma de financiar a los Contras, los grupos armados que lucharon en contra de los Sandinistas en Nicaragua en la década de los 80. La muerte de «Kiki» se le atribuye directamente a Félix Ismael Rodríguez Mendigutia, un ex agente de la CIA quien se hizo conocido por cazar a Ernesto «Che» Guevara en Bolivia.
«Dos testigos identificaron a Félix Ismael Rodríguez. Ellos eran de la DFS y nos dijeron que incluso él (Rodríguez) se había identificado como ‘inteligencia norteamericana'», dijo Berrélez.