El sujeto, de 39 años, fue detenido tras retener durante 24 horas a una adolescente.
A sus 13 años, a la niña le gustaba estar en casa y cuando salía lo hacía casi siempre con sus primos. Así que, la única vía que existía para que un pederasta entrara en su vida, era el mundo virtual. Y fue por ese medio que un sujeto la engañó y luego abusó de ella.
El hecho ocurrió en la zona de Retiro, en Madrid, España, donde un sujeto de 39 años vejó y retuvo durante 24 horas a una adolescente, a la que captó a través del conocido videojuego GTA ( Grand Theft Auto).
El videojuego de la compañía Rockstar Games posee, en su modo online, un teléfono móvil virtual que maneja el protagonista con el que el usuario puede ponerse en contacto con cualquier persona que se encuentre en la sala, un espacio virtual en el que pueden confluir hasta un máximo de 30 jugadores, donde se pueden enviar mensajes de texto o establecer conexiones por un chat de voz. Fue en este último, según la madre de la víctima, donde el detenido, un ciudadano de origen venezolano, logró captarla.
Durante meses, el detenido se hizo pasar por un chico de 17 años y comenzó a ganarse la amistad de la niña. El intercambio de mensajes fue continuo y comenzó a pasar de una amistad a algo más puesto que en el chat la madre se llegó a encontrar conversaciones e imágenes de alto contenido sexual, según denunció a la Policía.
La mujer dijo a El Mundo que el pederasta «le pedía a la menor que fuera borrando lo que hablaban entre ellos». Entonces, el pasado sábado, el hombre dio su último paso: le confesó a la joven finalmente su edad real y le pidió que se vieran.
Cuando llegó en automóvil a su domicilio, le solicitó que saliera escondida y con algo de ropa. La adolescente abandonó la vivienda dejando una nota a su madre en la que decía que se iba al cumpleaños de una amiga. «En ese momento ya sospeché puesto que ella no es de salir», confesó la madre.
La mujer comenzó a llamar a los números que su hija tenía guardados como compañeros de clase. Una madre le dijo que no había ningún cumpleaños previsto mientras que cuando llamó al móvil de otra supuesta compañera le contestó un hombre: «Yo no soy el padre de Amanda, me llamo José, creo que se ha confundido», le dijo la voz al otro lado.
Ella no sabía que estaba hablando con el secuestrador de su propia hija pero algo intuía así que se lo comunicó a la policía y gracias a la localización del teléfono se pudo encontrar a la chica y detener al sospechoso. El sujeto enfrenta cargos por abuso sexual y retención de una menor de edad.