«Mi físico tiene 80 años, pero mi cabeza no», dice Sara Vallejo, quien ya lleva más de 45.000 kilómetros recorridos entre Perú, Argentina, Uruguay, Brasil y Chile.
Dicen que cuando se tienen ganas de hacer cosas, la edad no es un impedimento y bien lo sabe Sara Vallejo, una mujer de 81 años que lleva 15 meses viajando por Sudamérica en una casa rodante.
Esta abuela de Tucumán, Argentina, decidió vender todo e irse a viajar por el continente luego de ver que sus amigas solo se dedicaban a quejarse y jugar cartas.
«Cuando vi eso yo dije: esto no es lo que quiero para mí. Mi físico tiene 80 años, pero mi cabeza no», dice al sitio Soy Antofagasta.
Hasta el momento lleva recorrido 45.000 kilómetros entre Perú, Argentina, Uruguay, Brasil y Chile. «Yo no sé dónde me iré, lo que sí sé es que seguiré viajando. Voy donde me lleva el viento», asegura.
Por muchos años fue ama de casa y a los 45 estudió pedagogía en inglés, profesión que ejerció por 20 años. Luego se las arregló manejando taxis, vendiendo comida y hasta tuvo un instituto de inglés.
Sin embargo, un día decidió vender todo e irse a viajar por el mundo. «Empecé averiguar sobre las casas rodantes y cada día me convencía más la idea. A mis hijos les dije que iba a vender la casa, que no les iba a dejar nada porque no creía en las herencias. Además la herencia ya estaba: el alimento, educación, mucho amor y ejemplo. Ahora la vida es de ellos y cada uno debe ver cómo vive», señala.
Hasta el momento no sabe hasta dónde llegará ni menos qué va a hacer cuando su viaje concluya. «Tal vez me quede en Tucumán viviendo en el motorhome o quizás lo venda y con ese dinero compre un departamento para vivir con mi hija. Se verá», dijo hace un año a la revista argentina Página 12.
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