Su experiencia la dejó plasmada en el libro «Resaca: La mañana siguiente». Algunos lo consideran un verdadero héroe.
El periodista y escritor canadiense -y exdueño de un bar- Shaughnessy Bishop-Stall, se pasó los últimos diez años tomando alcohol en la búsqueda de la cura definitiva para la resaca, una experiencia que documentó en su nuevo libro «Resaca: la mañana siguiente y la búsqueda de un hombre por la cura».
Consciente que uno de los padecimientos más comunes en el mundo es la temida resaca, producida generalmente luego de haber bebido alcohol y que hasta ahora no tiene cura, este verdadero héroe se dio a la tarea de investigar a fondo el tema.
Para llevar a cabo su investigación, el profesor universitario pasó una década bebiendo alcohol para saber cómo terminar con esta dolencia. Tras concluir la extensa investigación donde probó todos los remedios caseros que logró recopilar alrededor del mundo decidió plasmar todo en su libro.
«Es probablemente la enfermedad más común. La economía sufre, la vida cotidiana de las personas se ve afectada. Entonces, ¿por qué no podemos poner un poco de esfuerzo en resolver esto?», dijo el autor en una entrevista con The Guardian, criticando a la comunidad científica por no lograr dar con algo que solucione lo molesto de sus efectos.
Finalmente y tras el estudio Bishop-Stall dio con un patrón común y es que la resaca siempre es tratada con los mismos remedios: «Muchas de las cosas que utilizaron los antiguos, ya sean huevos en escabeche o col hervida o carbón vegetal, todos tienen, según sabemos ahora, bases científicas. Son los precursores de las cosas que probamos hasta el día de hoy», detalla en el texto.
Luego de pasar por miles de resacas durante su investigación afirmó que «de lo que realmente se trata, es de desactivar los aspectos más horrendos de la resaca. Náuseas, dolor de cabeza, dolor de cuerpo» y para eso la receta es la siguiente: Después de beber, pero antes de dormir se debe consumir una infusión de cardo mariano para proteger el hígado; N-acetilcisteína para el sistema inmunológico; vitaminas B1, B6 y B12, que estimulan el metabolismo; y además prender un incienso, que tiene propiedades antiinflamatorias.
Aún con este resultado, el escritor aseguró que seguirá trabajando para encontrar «una forma segura que realmente recomendaría a otros».