ACTITUD FUTURO

«El ejercicio casi me mata»: una arrepentida fanática del gimnasio que llevó su cuerpo al límite

Tina Martin compartió su dramática experiencia con la rabdomiólisis, trastorno que afecta severamente a los músculos.

Barbara Barcia |

Tina Martin compartió su dramática experiencia con la rabdomiólisis, trastorno que afecta severamente a los músculos.

Cada vez son más personas las que deciden comenzar a ejercitarse, alimentarse de mejor manera y llevar una vida más sana. Además, con la llegada del verano, no son pocos los que se apresuran para inscribirse en los gimnasios y así eliminar esos kilos de más.

Sin embargo, siempre hay que hacerlo con las recomendaciones de un especialista y profesional del deporte. Además, en todo momento hay que estar consciente de los propios límites y no sobreexigir al cuerpo, ya que puede tener consecuencias dañinas para la salud.

Bien lo sabe Tina Martin, una mujer que hacía ejercicio regularmente, donde tenía la rutina de correr entre 30 y 50 kilómetros semanales, además de asistir a clases de yoga. A pesar de todo lo que se ejercitaba, no se sentía satisfecha por lo que decidió subir la intensidad. Para ello comenzó a trabajar con una instructora del mismo gimnasio al que Tina asistía.

Sin embargo, Tina sentía que estaba sobreexigiendo su cuerpo y llevando al límite sus capacidades. Pensaba que podía ser perjudicial para su salud y contraproducente con su objetivo de tener una vida sana.

«Me sentía como si estuviera cayendo demasiado fuerte o simplemente perdiendo el movimiento lento y controlado al que estaba acostumbrada. Estaba saltando y sujetándome de la barra, pero en lugar de volver a bajar, me estaba desplomando hacia abajo, una y otra vez. Sentía que me estaba impactando, impactando mi cuerpo», dice a la periodista Mirel Ketchiff, editora de la sección de Salud de la revista Shape.

Tina recuerda que le dijo a la instructora que sentía que estaba fracasando. «Estaba sufriendo un fallo muscular, ese punto en el que mis brazos temblaban y estaba literalmente colapsando una y otra vez».

Sin embargo, la instructora siempre le pedía un poco más por lo que Tina volvía a hacer los ejercicios para no abandonar lo que se había propuesto. Pero a las horas de dejar el gimnasio su cuerpo era otro y se sentía realmente adolorida.

«Fue un dolor muy intenso, del tipo que suele aparecer uno o dos días después de hacer ejercicio, pero en esta ocasión ocurrió a las dos o tres horas después de la sesión», dice.

Era tanto el dolor, particularmente en los brazos, que incluso le dificultaba hacer movimientos tan simples como abrir una puerta. Al día siguiente salió a correr para relajarse pero el dolor aún continuaba, incluso hasta la noche. Al segundo día, los dolores persistían, pero aún así salió y fue a almorzar con un amigo.

«De regreso a casa me cambié de ropa, y fue entonces cuando me miré al espejo y pensé: ‘Dios mío’. Me parecía al Hombre Michelin», relató.

Preocupada por lo que le estaba ocurriendo buscó en Internet si había algo que podía ayudarla. Ahí encontró la respuesta: rabdomiólisis

«Busqué en Google ‘brazos muy hinchados después del ejercicio’ y empecé a ver resultados sobre una enfermedad, la rabdomiólisis, que es básicamente cuando hay tanta desintegración de los tejidos musculares que se vierte una proteína dañina en la sangre que puede ser muy peligrosa», dice Tina.

Fue al médico y luego de una serie de exámenes, el diagnóstico fue el que sospechaba. «‘Sí, es rabdomiólisis, y te vamos a internar en el hospital’. Ahí fue cuando pensé, ok, esto es realmente serio'», señala.

«Me admitieron en el ala de cardiología, porque mis niveles de potasio eran muy altos, lo que alerta, porque significa que puedes tener un ataque al corazón. Siempre he sido sana; ahora estaba sentada en el ala cardiológica con una vía intravenosa que administraba un líquido continuo», dice Tina, quien en el hospital le informaron que había subido cuatro kilos producto de la rabdomiólisis.

Tina cuenta que todos los médicos con los que habló, le dijeron que habían visto un aumento en los casos de rabdomiólisis producto de ejercicios de gran esfuerzo físico como el CrossFit o el SoulCycle.

Luego de pasar cuatro días hospitalizada, Tina fue dada de alta. Afortunadamente no quedó con ningún tipo de secuela ni daño renal, ya que el gran problema con la rabdomiólisis es que puede provocar daño a los riñones producto de la gran cantidad de enzima muscular que debe ser eliminada del cuerpo.

De a poco Tina retomó el ejercicio físico, aunque decidió que nunca más llevará al límite su cuerpo. Ahora retomó su gusto por correr y las clases de yoga.

«Ahora he estado corriendo de nuevo, y hago yoga, que nunca me ha hecho daño. Hago más clases de estiramiento y clases de regeneración, como el barre. Pero solía hacer entrenamientos intensivos o clases de HIIT una vez a la semana, a las cuales no he vuelto. Para ser honesta, tengo miedo de forzarme a mí misma. No confío en mí misma; sé que al menos una vez me esforcé tanto que terminé en el hospital. Y los médicos no saben si es más probable que esto vuelva a suceder ahora que ya ha ocurrido», señala.



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