Una noche con Phil Anselmo y Pentagram.
Por Rainiero Guerrero.
El show de Phil Anselmo and The Illegals fue una bomba nuclear a la que uno no está acostumbrado (yo al menos) y que a lo mejor pudo tener algo mejor de definición en el sonido, pero eso es un detalle… lo importante era la fuerza, la comunión… y la comunión fue inmediata.
Hubo saludos, besos y reverencias a sus antiguos compañeros… Dimebag Darrel y Vinnie Paul fueron parte de la ceremonia y Phil Anselmo con su gente están tranquilos, felices, agradecidos, satisfechos y sorprendidos por esto que sólo encuentra en Sudamérica… pero déjenme hacer un paréntesis… no es Sudamérica, esto es Chile.
Yo no soy metalero, es más, creo estar al otro lado de todo ese mundo pero me gusta, me gusta ver shows de metal en vivo y sentir la fuerza de un público único en el mundo que ve a Anselmo en el Cariola y después corre hasta el Bar de René para rematar con el metal chileno de Pentagram en vivo.
El metal es una cosa pero el metal en Chile es otra cosa, tiene vida propia, historia a parte, relato único, pasión insobornable. Es una familia que no transa, que no se detiene, que no se transforma, sigue en el negro riguroso, la chasca interminable o la pelada brillante de hombres y mujeres o de mujeres y hombres y que crece a las nuevas generaciones como una verdadera familia.
Si en los años 80 era la música que reunía a los parías, los inadaptados, los sin futuro de esta sociedad, hoy es la cultura nos reúne a todos por igual y permite el ingreso incluso a quienes estamos, probablemente, al otro lado de la vereda pero vibramos con ustedes y toda su cultura.