Recién estrenada en Netflix, el documental revive un clásico del cine.
“Aquella película que viste no es un sueño, no es una ficción, existió” dice Alex De la Iglesia, director de cine español en referencia a Sadhill (Loma Triste) el lugar donde se filmó la última escena del clásico de Sergio Leone ‘El bueno, el malo y el feo’, película que cierra la trilogía más famosa del ‘Spaguetti Western’.
Un cementerio abandonado donde se encuentra el tesoro desata un duelo de a tres (Clint Eastwood, Lee Van Cliff y Eli Wallach) alcanzando un nivel dramatismo que sólo se explica por la mano de Leone y la música certera de Ennio Morricone.
Como dice la cita de De la Iglesia, ese lugar existió, fue creado por Sergio Leone en las afueras de Madrid, locación escogida para el rodaje en 1966. Pasaron 50 años para que un grupo de amigos de Burgos, fanáticos de la película, se animaran a desenterrar lo que 50 años tapó con malezas y mucha tierra. Sadhill Unearthed (2017) es el relato de una pasión, de un sueño, de una locura que conecta el fanático que todos llevamos adentro, porque cuando algo te gusta, se sabe desde la vísceras y no claudicamos hasta alcanzar el objetivo.
Eso es Sadhill Desenterrado (en español), un trabajo de arqueología cinematográfica y que además cuenta con el apoyo importante de figuras como Ennio Morricone, James Hetfield (Metallica) y el propio Clint Eastwood quien pone el broche de oro a una historia inspiradora que hace un close up hacia una pasión que fue capaz de mover piedras con manos de todo el mundo.