Tenía 17 años cuando quiso probarle a sus amigos que tenía la última tecnología.
Wang es un joven chino de 25 años, que al contrario de la mayoría de las personas de su edad, carece de vitalidad e independencia. De hecho, está postrado en cama y requiere de cuidado constante de sus familiares y médicos.
Todo esto a raíz de una situación ocurrida en 2011, cuando tenía solo 17 años. Siendo un adolescente, el muchacho tuvo la peor idea de su vida: vender uno de sus riñones para comprar un iPhone y un iPad.
De acuerdo con Daily Mail, el sujeto recibió cerca de 3.000 dólares por el órgano, todo para probar a sus compañeros de clase que tenía la última tecnología.
Sin embargo, tras la cirugía clandestina, su salud empeoró casi de inmediato: sufrió insuficiencia renal y quedó con serias dificultades para moverse, recogen medios locales.
Los responsables en la venta del órgano, incluyendo dos médicos, fueron encarcelados, con penas entre tres y cinco años. Asimismo, la familia de Wang recibió cerca de 220.000 dólares como compensación tras un juicio.
Pero eso solo ha servido para costear los tratamientos y la salud de Wang, quien necesita diálisis a diario.