Tricia y Nick Hensley eran de esas personas que podían pasar tardes enteras consumiendo burritos y pizzas. Hoy son dos personas totalmente diferentes.
El anhelo de muchas personas es bajar esos kilos de más, pero lamentablemente la gran mayoría no tiene la fuerza de voluntad para mantenerse firme y seguir un plan de alimentación saludable. Menos cuando la oferta de comida chatarra es tan amplia y al alcance de una llamada telefónica o un click.
Sin embargo, siempre existen casos extraordinarios de personas que pudieron superar esas tentaciones y tener por fin el cuerpo que por años habían soñado. Es el caso de una pareja de Colorado, Estados Unidos que logró bajar más de 100 kilos solo dejando de consumir comida chatarra y gaseosas.
Tricia y Nick Hensley eran de esas personas que podían pasar tardes enteras comiendo burritos, alitas de pollo, hamburguesas y pizzas. De hecho estas últimas eran su plato preferido.
“Comprábamos dos pizzas, dos raciones de pan, alitas de pollo fritas picantes, postre, dos clases de postre, porque no se puede elegir una solamente, y refrescos, desde luego. En casa consumíamos cuatro cajas de refresco, y más cuando salíamos”, reconoce Tricia a la revista People.
Pero todo cambió cuando ganaron una rifa donde el primer premio consistía en un plan de dietas de un año donde las comidas eran preparadas por chefs y nutricionistas especializados y donde la regla de oro era dejar atrás la comida chatarra y las bebidas azucaradas.
Contrario a lo que muchos pudieran pensar, a la pareja le resultó fácil seguir el plan de alimentación. “Todo lo que tenía que hacer era cumplir con el menú, lo cual es genial porque soy capaz de hacer planes y concentrarme”, dice Tricia.
La mujer cuenta que nunca se salió de la dieta, todo gracias a que tenía como objetivo bajar de peso. “Tenía visión de túnel. Veía cómo bajaba, en un gráfico y en las fotos”, señala.
Finalmente la pareja logró un radical cambio físico donde ella pasó de pesar 126 kilos a 58 kilos, mientras que él logró bajar 40 kilos. “Ahora puedo tocarme los dedos de los pies, antes ni siquiera podía verlos”, dijo Tricia.