Hace algunos años, Mark Zuckerberg comenzó a darle forma a este proyecto, el cual estaría pronto a realizarse.
Muy pronto Facebook podría dar un paso muy importante para las comunicaciones. Y es que lo que era un sueño desde hace años, podría hacerse realidad más temprano que tarde: drones con wifi
Todo comenzó en el 2014, cuando el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg comenzó a darle vueltas a la posibilidad de que las personas que aún no tienen acceso a Internet (alrededor de un 52% según un informe de la ONU, 2017) fueran capaces de tener un acceso básico a la red social del momento.
Para lograr el objetivo, la compañía comenzó a trabajar con drones que fueran capaces de acercarse a zonas en las que el acceso era más bien complicado, que sirvieran como una especie de repetidor satélite al que las personas pudieran conectarse. Sin embargo, el proyecto conocido como Aquila fracasó cuatro años después, por lo que iniciaron la búsqueda de otras alternativas. Sorpresivamente, se dieron cuenta que había varias compañías aéreas con los mismos objetivos y decidieron apostar por alguna de ellas, en particular Airbus y su proyecto, Zephyr.
Según consigna Digital Trends, el Zephyr S tiene una envergadura de 25 metros (casi la mitad que Aquila), pesa menos de 75 kg y opera a una altura de unos 20 kilómetros sobre el suelo. Ya en su primera salida no tripulada el pasado verano de 2018, consiguió permanecer en el aire durante 25 días, 23 horas y 57 minutos (prácticamente 26 días después de despegar de Arizona). El viaje además estableció un nuevo récord de vuelo continuo más largo. Ahora parece que las pruebas han vuelto a comenzar, aunque de manera más secreta, en zonas desérticas de Australia.
En un comunicado a NetzPolitik, revista que hizo eco de este proyecto, Facebook dijo que continúa «trabajando con socios en la conectividad del Sistema de Plataforma de Alta Altitud (HAPS)», pero se negó a dar detalles sobre su supuesto progreso en las relaciones con Airbus. Quizá se quede en eso, en un tanteo entre ambas compañías, pero un mundo totalmente conectado es cada vez menos improbable.