El piso del Madison Square Garden fue testigo de un momento único.
Por Rainiero Guerrero
Fue una noche trágica la del 25 de febrero de 2005. Un desgraciado accidente, una mala maniobra y la muerte se hizo presente para llevarse al “Carpo”, a Pappo nacido bajo el nombre de Norberto Napolitano, considerado como el mejor guitarrista de blues de Argentina y también del barrio.
Ese triste punto final tiene un guión que llevó a este integrante de la primera camada de rockeros argentinos (junto a Litto Nebbia, Luis Alberto Spinetta, Miguel Abuelo y Tanguito son considerados los fundadores en 1967) a ser parte también de la primera camada de bluseros que se acercaron a ese géneros imbuido por la explosión británica del mismo. La olla destapada por Eric Clapton, Jimmy Page y Jeff Beck cruzaba el Atlántico y llegaba al sur del mundo, en el puerto de Buenos Aires.
Pappo fue parte de Los Gatos, banda fundacional del rock trasandino, también tuvo un corto paso por la primera parte de Los Abuelos de la Nada, luego siguió su propio camino y fundó Pappo’s Blues, hizo de Aeroblus, luego en los ochenta el metal y el hard rock lo abrazaron para dar vida a una verdadera leyenda de la música latinoamericana Riff. Con idas y vueltas, problemas y turbulencias del camino, siempre el recorrido fue de la mano del blues, a esas alturas, bastante porteño y con sello propio.
En 1992 Pappo lanzaría su placa solista más exitosa de su carrera ‘Blues Local’ que incluía el clásico rock ‘Mi vieja’. Fue ese mismo año cuando le tocó abrir el show de B.B. King en Luna Park. Sorprendido con lo que había visto, el rey del blues pidió conocerlo personalmente e invitarlo a ser parte de su actuación que sería sólo minutos más tarde. Pappo llegó hasta el camarín de B.B. King con trozo de queso y vino para compartir, de ahí en más para el maestro del blues Pappo sería Mr. Cheessman. Lo que vino fue una invitación al escenario y otra mayor que se concretará un año después.
Pappo en N.Y
Es 10 de agosto de 1993 y Pappo está en su hotel en la ciudad de Nueva York. Ese día no quiso salir ni a pasear por miedo a perderse en la gran manzana. Cualquier posibilidad de ausentarse de la gran cita sería bloqueada. El ‘carpo’ estaba ahí porque unas horas más tarde estaría sobre el escenario del mítico Madison Square Garden, aceptando la invitación de su amigo B.B. King para ser parte de su show junto con algunos de sus amigos quienes no eran más que otras leyendas del blues como Buddy Guy, Koko Taylor, Junior Wells, Brian Johnson y Lonnie Brooke. Ahí, en ese amasijo de talentos y estrellas estaría Pappo, con su blues local, con su afilada guitarra porteña y un traje italiano comprado en la ciudad norteamericana “porque la situación lo ameritaba” diría en una entrevista.
Los minutos pasaban y el final se acercaba. B.B King había realizado su habitual set solo y comenzaba a llamar a sus amigos al escenario. Una a una subieron las leyendas, aquellas que dieron forma al género, esos que Pappo idolatraba como a nadie más. Pappo sintió que se olvidaban de uno y su intranquilidad estaba a tope pero todo tenía una explicación: Pappo no era un invitado más, era el último de la lista porque era una sorpresa que tenía el rey del blues su público de la ciudad de N.Y., un invitado muy especial para B.B. King. Nada fue al azar, su participación tenía límite de tiempo, debía ubicarse donde la producción le dijo que tenía que estar y hasta que el maestro dijera ‘todos abajo’. “Viene de Argentina a tocarnos blues” dijo el rey al momento de presentarlo. A confesión de partes… La noche de Pappo estaba sellada y al igual que una amistad que duraría por siempre.
Al poco tiempo B.B. King regresó a Buenos Aires para realizar siete conciertos en el Gran Rex, todos junto a la compañía de su gran amigo argentino ‘Mr. Cheessman’, escena que se volvió a repetir en cada visita del rey del blues por este lado del mundo.
Cuando la tragedia se posó sobre el blues porteño la noticia llegó rápidamente hasta los Estado Unidos. Un sentido y triste B.B. King expresaría su dolor sentenciando que para él volver a Argentina ya no sería lo mismo “mi amigo Pappo ya no estará más”. Mr. Cheessman se había ido, pero su historia ya estaba escrita a lo grande, por su recorrido, su legado y porque una vez fue parte del selecto grupo de amigos del rey del blues quienes pudieron compartir escenarios juntos y tocar las notas del alma, las notas del blues local que un día sonaron en el corazón de la Gran Manzana.