Washington está a punto de convertirse en el primer estado norteamericano en permitir este proceso conocido como «recomposition».
Washington podría convertirse en el primer estado norteamericano en legalizar el compostaje humano, luego que se aprobara un proyecto de ley firmado por el gobernador Jay Inslee, y presentado por el senador Jamie Pederson, amos del partido demócrata. Esto permitiría que hayan restos humanos que sean divididos en suelos ricos en nutrientes.
El proceso es conocido como «recomposition» (recomposición), y al igual que el compostaje tradicional, la técnica consiste en acelerar el proceso de descomposición de los restos humanos para utilizarlos como abono natural.
El procedimiento dura aproximadamente un mes. Se introduce un cadáver sin embalsamar en una cámara de compostaje y se mezcla con otros materiales orgánicos, como madera o paja. La cámara se va llenando de aire de forma controlada para que los microbios aceleren el proceso de descomposición. El resultado es un producto terroso conocido simplemente como compost.
«Ciudadanos de todo el estado me escribieron para decirme que están muy entusiasmados con la posibilidad de convertirse en un árbol o de tener una alternativa (al ataúd) para ellos mismos», dijo Pedersen a NBCnews.
Aunque no sea una idea nueva, «convertir a los muertos en árboles» es ilegal en Estados Unidos. La iniciativa ha sido bien recibida en Washington, ya que sus habitantes no son tan religiosos y son conscientes del medio ambiente.
Pedersen ya propuso una ley similar en 2017, pero el proyecto fue rechazado por la preocupación de que el compost de restos humanos propagara patógenos dañinos en el medio ambiente. Para este nuevo proyecto de ley, se tuvo en cuenta el estudio de cinco meses de la investigadora Lynne Carpenter-Boggs, que descompuso seis cuerpos donados a la ciencia de manera que su compostaje fuera seguro, recoge Gizmodo.
De aprobarse, la nueva ley entraría en vigor el 1 de mayo de 2020. A partir de ese día, los ciudadanos de Washington podrán elegir entre descansar en un ataúd en el suelo o convertirse en el propio suelo.