En 1976 Shavarsh Karapetyan rescató a una veintena de pasajeros que estaban atrapados en un bus que había caído a un lago en Armenia.
No todos los héroes tienen capa, dice una frase que se ha popularizado por Internet. Shavarsh Karapetyan es sin duda un ejemplo que calza perfecto con esa definición.
Nacido el 19 de mayo de 1953 en Kirovakan, República Soviética de Armenia, Karapetyan es un ex-nadador profesional de la modalidad natación con aletas de la Unión Soviética, que sacrificó su carrera deportiva por salvar a 20 personas de la muerte.
El ex atleta tiene 11 récords mundiales, además fue campeón del mundo 17 veces, campeón de Europa de 13 veces y 7 veces campeón de la URSS. Sin embargo, la mayoría de las personas lo recuerda por el acto de heroísmo que protagonizó el 16 de septiembre de 1976.
Ese día estaba terminando su habitual entrenamiento junto a su hermano, en donde corría una distancia de 20 km alrededor del Lago Ereván. Fue en ese momento en que escuchó un gran estruendo. Al girar la vista se percató de que un bus había chocado y se había salido de la ruta, precipitándose a las aguas del lago.
Sin pensarlo dos veces, Karapetyan se lanzó a las aguas y nadó hasta el automóvil que se encontraba a 10 metros de profundidad. Rompió la ventana trasera con las piernas y comenzó a sacar a las personas que se encontraban en el interior.
El atleta logró sacar a 30 personas, de las cuales 20 sobrevivieron. Lamentablemente el agua fría y las múltiples heridas que recibió por los cristales dejaron a Karapetyan inconsciente durante 45 días.
Karapetyan sufrió una septicemia y debido a la presencia de aguas negras en el agua del lago, sumado a una neumonía bilateral, las consecuencias fueron que nunca más pudo continuar con su carrera deportiva.
El heróico acto de Karapetyan se mantuvo en secreto por dos años, hasta que fueron reveladas las fotografías del caso que llevaba el fiscal. Ahí fue galardonado con la medalla «Por el rescate del ahogamiento», y la Orden de la Insignia de Honor.
Pero su nombre fue de dominio público solo seis años después, cuando el periódico ruso Komsomólskaya Pravda publicó un artículo sobre su hazaña, titulado «La batalla submarina del Campeón». Fue recién gracias a esa publicación que se supo que él había sido le héroe que había salvado a todas esas personas. La figuración pública significó que recibiera cerca de 60.000 cartas.