«Todo se volvió ruidoso y borroso. Recuerdo el sonido de una ambulancia; escuché nuevas voces, alguien diciendo que mi pulso era débil. Yo estaba vomitando bilis», relató.
La actriz Emilia Clarke, conocida mundialmente por encarnar a Daenerys Targaryen en la serie Game of Thrones, confesó uno de los episodios más difíciles de su vida: la aparición de dos aneurismas tras las grabaciones de la primera temporada.
«Justo cuando todos los sueños de mi infancia parecían haberse hecho realidad, casi perdí mi mente y luego mi vida», relató en una columna publicada en The New Yorker titulada «A Battle for my life» (Una batalla por mi vida).
La actriz de 32 años cuenta que durante el rodaje sintió la presión y confesó que en ese momento «estuve aterrada, aterrorizada por la atención que llamaba, por un negocio que apenas entendía, por tratar de hacer valer la fe que los creadores de GoT habían puesto en mí».
«Me sentí, en todos los sentidos expuesta. En el primer episodio, aparecí desnuda y, a partir de ahí siempre me hice la misma pregunta: ‘Haces de una mujer fuerte y, sin embargo, te quitas la ropa. ¿Por qué? ¿Cuántos hombres debo matar para demostrar que valgo?'», se cuestionó.
Luego señala que debido a la presión «sentí como si una banda elástica me apretara el cerebro. Intenté ignorar el dolor, pero no pude. Le dije a mi coach que tenía que tomar un descanso. Casi arrastrándome llegué al vestuario».
«Llegué al baño y me arrodillé, con náuseas. Mientras el dolor punzante en mi cabeza empeoraba. Sabía lo que estaba sucediendo: mi cerebro estaba dañado», confesó.
Mientras era trasladada a un centro médico, cuenta que «todo se volvió ruidoso y borroso. Recuerdo el sonido de una sirena, una ambulancia; escuché nuevas voces, alguien diciendo que mi pulso era débil. Yo estaba vomitando bilis. Alguien encontró mi teléfono y llamó a mis padres».
«El diagnóstico fue rápido y siniestro: una hemorragia subaracnoidea (SAH, por las siglas en inglés), un tipo de accidente cerebrovascular potencialmente mortal, causado por una hemorragia en el espacio que rodea el cerebro. Tuve un aneurisma, una ruptura arterial», explica.
Clarke detalló que «aproximadamente un tercio de los pacientes con SAH mueren inmediatamente o poco después. Para los pacientes que sobreviven, se requiere tratamiento urgente para sellar el aneurisma, ya que existe un riesgo muy alto de una segunda hemorragia, a menudo mortal. Si quería vivir y evitar secuelas terribles, tendría que someterme a una cirugía urgente».
Tras su primera operación y varias semanas de rehabilitación, la actriz regresó al elenco de Game of Thrones. Sin embargo, se le detectó un segundo aneurisma en otro lado del cerebro, que partió siendo pequeño pero para el 2013 había crecido el doble.
«La recuperación fue aún más dolorosa de lo que había sido después de la primera cirugía. Parecía que había pasado por una guerra más espantosa que cualquiera que haya experimentado Daenerys», reconoció.
Con este escrito, Clarke anunció que creará una nueva organización benéfica llamada SameYou, que apoyará a pacientes que quedaron con secuelas neurológicas tras sufrir accidentes cerebrovasculares.
De momento, la actriz volverá a las pantallas con la octava y última temporada de Game of Thrones, a estrenarse el próximo 14 de abril.