“Los monos” son comparables a la vida misma, enérgicos en el pasado y reflexivos en el presente.
Por Diego Puebla.
La tercera vez de Arctic Monkeys en Chile es sin lugar a duda, el mejor reflejo de su llegada a la adultez. Luego de su paso anterior por el festival en el 2012 girando con “Suck It And See”, formando parte del cartel sin una importancia preponderante en la industria que los miraba con un futuro prometedor, pero siempre como una banda más.
Luego nos visitaron con el aclamado AM, disco que los encaramó a la cima entregando un rock digerible para la masividad y contando las experiencias de carretes o drogas, en las calles de su Inglaterra natal.
Una evolución sonora desde la vereda “millenial”, recordemos el éxito alcanzado por ellos cuando tocaban y grababan en su garage para subirlo a la plataforma MySpace. ¿Resultado? Contratos discográficos y una agrupación “piedra angular”, en el giro de la industria para entender que el álbum físico como lo recordamos es pasado al momento de llegar al mercado.
Desde “Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not” en el 2006, con un Alex Turner de 20 años y pelos pegados a la cara donde la rapidez y la vehemencia superaban a la pulcritud, el conjunto de llenó de elogios modificando el reportorio, su composición y la entrega estilística mientras su vida se desarrollaba a la par. “Humbug” del 2009 hasta el éxito mundial definitivo con el ya nombrado “AM” remeció el estatus del conjunto, y demostró el potencial para la evolución musical. Este último generó conflictos y cambios de opiniones, que generó un receso hasta llegar a “Tranquility Base Hotel & Casino” del 2018. Pensado como un disco de Turner, la banda se acopló a este presente reflexivo donde la historia transcurre en un hotel y Arctic Monkeys no suena a ellos mismos.
Con treinta años y fracción la agrupación volvió a nuestro país con este concepto bajo el brazo, realizando un revival a los años 60’s donde el vocalista con un desarrollo vocal e instrumental excepcional se posicionó rápidamente en el escenario junto a la banda para a las 21:45 en punto salir a escena en Lollapalooza Chile 2019.
“Do I Wanna Know” marcó de inmediato el mejor sonido en las tres jornadas y eso que recién empezaba la presentación. Sin palabras para la galería, solo con ganas de tocar, “Los Monos” son comparables a la vida misma y el proceso de llegar a la adultez. Canciones como “I Bet You Look Good on the Dancefloor” interpretada en el presente, ayuda a entender el engranaje que lograron mientras pasa el tiempo y que no reniega en lo absoluto de su pasado.
“Four Out of Five” el más radiable del último trabajo al igual que “Star Treatment” entrega el manejo en ejecución para sonar como en la placa. “Muchas gracias, por favor” fue las únicas palabras y un par de besos lanzados con la mano como la interacción de la banda con los chilenos, pero da lo mismo, actualmente su forma de comunicación son sus canciones con un repertorio aceitado entregando parte del catálogo en una notable elección en el setlist para esta gira.
“Arabella” y “R U Mine” fueron la despedida de un Arctic Monkeys que está a la mitad de los treinta años en un promedio de sus músicos. Más reflexivos y menos estridentes, pero tomando esas herramientas para llegar a todos sus públicos, fueron la excusa perfecta para la mejor presentación de toda la novena versión de la filial local del evento estadounidense.