El Sumo Pontífice tuvo audiencia privada y les pidió que dejaran de ser tan chismosos.
Desde que Jorge Mario Bergoglio se convirtió en Papa, ha traído un curioso y distendido estilo a la Iglesia Católica, institución conocida por su conservadurismo y estrictos protocolos. Algo que aunque a muchos los ha desconcertado, ha permitido acercase a la comunidad y estar más conectada con la realidad actual.
Ese estilo más informal ha traído curiosas escenas y comentarios, como su reciente reunión con peluqueros italianos, a quienes les pidió que dejaran de ser tan chismosos.
En una audiencia privada a los peluqueros de las diferentes agrupaciones en Italia dedicadas a San Martín de Porres (patrón de los peluqueros), les pidió que eviten los cotilleos, algo que el Papa ha calificado como un grave pecado.
«La figura humilde y grande de San Martín de Porres, que el papa san Pablo VI, en 1966, proclamó patrón de vuestra categoría, os ayuda a testimoniar constantemente los valores cristianos», dijo el Sumo Pontífice según señala La Vanguardia.
Bergoglio invitó a los peluqueros a ejercer su oficio con espíritu cristiano y «tratando a los clientes con gentileza y cortesía»
«Ofreciendo siempre una palabra buena y de ánimos. Evitando ceder a la tentación del chismorreo que fácilmente se insinúa también en vuestro contexto laboral. Todos lo sabemos», señaló.
Lo curioso es que no es primera vez que el Papa se refiere a los chismes. En noviembre pasado los declaró como una forma de «terrorismo» y que pueden empujara a los fieles a cometer un grave pecado.
«Los chismosos son terroristas porque con sus lenguas lanzan una bomba y luego se van tan tranquilos, y la bomba que lanzan destruye su reputación en todas partes», dijo en esa oportunidad.