Por Cristian Arcos, AS.com
Siete fechas en un campeonato de treinta partidos es muy poco para sacar conclusiones tajantes. No da todavía para establecer candidatos al título ni al descenso. Siete partidos sirven, con suerte, para marcar una tendencia. Lo cierto es que la fotografía del momento indica que el exclusivo líder del certamen es la Unión Española de Fernando Diaz, un aspirante que no aparecía en los cálculos previos de la mayoría, seamos sinceros.
Los números del cuadro hispano son contundentes. De siete partidos jugados ganó en seis, todos en fila, además. Cayó en la jornada inaugural contra Colo Colo por 3-1. No pocos auguraron un porvenir complicado para el rojo de Santa Laura después del debut. Existían razones. Se habían marchado muchos jugadores e incorporado otros tantos. No es fácil cuajar futbolísticamente a un equipo cuando se arma casi desde cero. Había otro elemento para el pesimismo, uno que se decía poco en voz alta pero que era parte del murmullo.
El arribo de Fernando Díaz a la cabina técnica fue un proceso traumático. El ex entrenador de la Universidad de Concepción, Cobreloa y campeón con Unión Española en el Apertura del 2005, era el gerente deportivo del club cuando era dirigido por Martín Palermo. Se sabía de su tensa relación, al nivel que el argentino renunció a su cargo y fue Díaz quien desdobló su cargo gerencial y pasó a comandar el plantel. Feroces declaraciones cruzadas fueron el corolario de esa relación. No fue un buen inicio ni en la forma ni en el fondo. Muchos pensaron que eso marcaría el derrotero de la Unión en esta temporada, pero no ha sido así. Al menos por ahora.
El actual líder armó un equipo estructurado, equilibrado y con variantes. Como indica el viejo adagio, aún vigente, Díaz conformó una formación de atrás hacia adelante. El siempre cuestionado Diego Sánchez se puso en forma física. Tiene laterales que entienden que su primera función es marcar y después proyectarse. Palomeque y Ajá son dos centrales espigados que no se complican la vida. Seymour tiene oficio como volante central y en la mitad de la cancha presenta variables de buen pie: Misael Dávila, Yulián Mejía, Rodrigo González. Juega con dos referentes de área como Sebastián Varas y Mauro Caballero. Esperan el relevo jugadores que abren la cancha como Gary Tello y Bastián Yáñez. Saben a lo que juegan, lo que hacen bien y lo que hacen mal. A ratos conceden el terreno al rival, pero no desde el arranque de los partidos. Unión hace eso cuando se pone en ventaja y detecta que el contrincante no posee demasiadas variables para asumir la tarea de elaboración. El reciente triunfo contra Curicó fue una prueba de eso.
Hasta ahora le ha resultado. Quizás el fragor del torneo comience a delatar su plantel menos numeroso en comparación a otros que pelean arriba, como la UC o Colo Colo. Pero hasta ahora es el conjunto que suma más triunfos, no ha empatado ningún partido, es el equipo que más goles ha convertido junto a Colo Colo y Palestino, presenta la mejor diferencia de gol del torneo con Católica y Unión La Calera y lleva dos unidades de ventaja con su escolta. Pero le siguen diciendo defensivo. ¿Por qué? A veces es incómodo el elogio, sobre todo cuando rema contra ciertos dogmas establecidos de antemano.