La propiedad, donde la familia de su padre biológico vivió por generaciones, está valorada en más de 60 millones de dólares.
La vida le cambió radicalmente al enfermero británico Jordan Adlard Rogers, de 31 años, luego que una prueba de ADN le hiciera heredero de una mansión valorada en más de 60 millones de dólares, en el condado de Cornualles, Inglaterra.
Él lo sabía desde los 8 años, pero ahora una examen genético confirmó que su padre era Charles Rogers, quien poseía los derechos de una vieja mansión y un terreno de más de 620 hectáreas, propiedad llamada Penrose Estate, donde la familia había vivido durante generaciones.
El lugar fue cedido en 1974 a la Fundación Nacional para Lugares de Interés Histórico o Belleza Natural a cambio de un contrato de arrendamiento de 1.000 años.
A diferencia de su familia paterna, el enfermero vivió una infancia modesta junto a su madre. Asimismo, Adlard Rogers reveló que hizo varios intentos fallidos de someterse a una prueba de ADN, lo que solo consiguió luego de la muerte de su padre biológico, en 2018.
A pesar de este vuelco en su vida, que es asumido como un caso de suerte inesperada, Rogers dice que cambiaría cualquier cosa para poder ir atrás y que su padre sepa que era su hijo, pues así podría haber tomado un camino diferente.
Y es que su padre falleció tras varias décadas de adicción a las drogas, según una investigación publicada la semana pasada por Cornwal Live. El hombre murió en su auto, donde vivió sus últimos días, por una sobredosis de una droga sustitutiva de la heroína.
La propiedad en la que ahora vive genera dinero gracias a inversiones en acciones y participaciones bursátiles, así como por el alquiler de tierras a los agricultores locales. El joven quiere fundar una organización benéfica para ayudar a personas de menos recursos de Porthleven y Helston.
Fotos: Redes sociales/Cornwall Live.