Se trata de dispositivos con forma de fusil que interceptan las señales de los drones que sobrevuelen la cárcel para poder detener el ingreso de drogas.
Cada vez encuentran nuevas formas de tráfico en las cárceles. El modo actual más innovador ha sido entrar drogas a través de drones. De hecho, solo el año pasado, gendarmería vio a 5 drones no autorizados sobrevolando cárceles chilenas. Al derribar uno disparándole, confirmaron que buscaba ingresar droga.
Pero puede ser que gendarmería logre detener este tipo de tráfico. Ya que confirmaron la compra de 4 sistemas de jammers, apodados matadrones, según consignó El Mercurio. Estos dispositivos tienen forma de fusil pero no disparan balas, sino que lanzan señales infrarrojas que inhabilitan el control del dron e incluso permiten aterrizarlo.
Estos dispositivos inhabilitan el control del dron y lo desconectan de su control remoto. Gendarmería compró inicialmente 4 de estos dispositivos para los próximos meses. El precio de estos dispositivos es entre 20 y 25 millones cada uno.