Ni el 0.001% de sus fans en Instagram la apoyó. «La burbuja de los influencers está explotando», dijo la tuitera Kissmyelite, en un mensaje que se viralizó por las redes sociales.
El modelo de negocios de los medios de comunicación está en crisis tras la irrupción de las redes sociales como Facebook e Instagram.
Las compañías se percataron que gracias a los «influencers» y sus toneladas de seguidores y fanáticos, podían llegar a más personas utilizando la imagen de algún famoso en Instagram. Sin embargo, este modelo de negocio parece que también está evidenciando fisuras.
Por lo menos así lo muestra lo ocurrido con una Arii, una «influencer» con 2.5 millones de seguidores de Instagram que no pudo vender 36 camisetas de su propia marca.
La joven hizo toda una campaña para promocionar su producto, donde contrató a un fotógrafo y un maquillador para que las publicaciones salieran lo mejor posible y así vender el máximo de camisetas. Lamentablemente nada de eso resultó.
«Hola. Me rompe el corazón tener que escribir este post», dice Arii en una publicación en su cuenta de Instagram que posteriormente borró, pero que los usuarios rescataron y que se ha viralizado por las redes sociales.
La joven de 18 años dice que puso su corazón para lanzar su propia línea de ropa donde se consiguió todo lo necesario para que saliera perfecto. Sin embargo, la compañía con la que trabajaba le exigió que por lo menos debía vender 36 de sus camisetas para poder enviar las órdenes. Eso nunca ocurrió.
De los 2.5 millones de seguidores, Arri no pudo conseguir que ni 36 personas se comprometieran a comprar sus productos. Es decir, ni el 0.001% de sus seguidores la apoyó.
«Esto me rompe el corazón. Envié paquetes de PR (relaciones públicas) a mis amigos, y ni siquiera recibí comentarios. Sé que la gente está ocupada y no puedo ser la prioridad número uno, pero pensé que me apoyarían», dice en el texto.
«La burbuja de los influencers está explotando», dijo la influyente tuitera Kissmyelite, en un mensaje que se viralizó por las redes sociales y que podría ser una llamada de alerta a este modelo de negocios que se basa principalmente en el número de fans que tiene una persona en las redes sociales.
«Está bien, porque veo esto como un tropiezo y como una llamada de atención de que tengo que trabajar más duro y no rendirme. Esto no es el final de mi marca, tomaré mi tiempo para mejorarla, gracias a todos los que de verdad me ayudaron», termina el mensaje de Arii.
