La película 23 del Universo Cinematográfico de Marvel se empina en lo más alto de la franquicia con una de sus mejores y la apertura a grandes posibilidades para la Fase 4.
Por Héctor Muñoz Tapia
Es probable que “Spider-Man: Far From Home” cargue sobre sus hombros la difícil tarea de hacer que el Universo Cinematográfico de Marvel siga su flujo tras la clausura que significó “Avengers: Endgame” y el cómo lidia con la historia épica que vimos hace tan solo un par de meses en el cine. ¿Debía cumplir con las características del evento de la cuarta película de los Vengadores? Para nada. Y eso es quizás lo que más destaca de la segunda cinta en solitario del Hombre Araña en clave MCU: brilla con luces propias y lleva al arácnido por territorios soñados y sorprendentes en la pantalla grande.
En concreto, “Spider-Man: Far From Home” transcurre un año después de los hechos que vimos en “Endgame” y resuelve las dudas sobre cómo se vivió para el resto del mundo el chasquido de Thanos y lo que hicieron los Vengadores para corregir las cosas. Una perspectiva más aterrizada, sin el tono gigante de los superhéroes, y que se soluciona de manera brillante y divertida desde el arranque. Sí, la figura de Tony Stark sigue estando presente y Peter Parker (Tom Holland) carga el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Y un viaje de vacaciones con su curso lo puede ayudar a distraerse un poco. Pero el deber lo seguirá llamando, en la vuelta de tuerca que simboliza de gran manera el principio “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Los deberes de ser un superhéroe lo persiguen por todos lados, desde Nick Fury (Samuel L Jackson) convocándolo hasta la alianza con Quentin Beck (Jake Gyllenhaal), el Mysterio de los cómics que conocemos, y la amenaza de los Elementales golpeando Europa. Por lo menos, eso sabemos antes de entrar a la sala de cine.
Pero no hay que olvidar que Parker es un adolescente que quiere declararse a la chica que le gusta y pasar tiempo con ella. Quiere distraerse y ser un chico normal, y nunca lo será. Es imposible en un mundo que pide a gritos al siguiente Iron Man. Y esa es la lucha que este imberbe Hombre Araña enfrenta a diario. Su lugar el este mundo de héroes con nombre y apellido debe asumirlo con hidalguía, un conflicto que es central dentro de este relato, en una película que cumple de manera eficiente y orgánica lo del “coming of age”. Parker debe madurar para abrazar su destino y salir al paso tras la partida de Stark.
Pero no todo es el peso de una responsabilidad en “Spider-Man: Far From Home”. El carisma de la gama de personajes secundarios, la química entre Peter Parker y MJ (Zendaya) y las esperadas secuencias de acción en Europa le dan una necesaria vitalidad a esta entrega, tanto así que no la sientes densa y fluye de la mejor de las formas, tanto en el ataque de los Elementales como en la fotografía que capta estos paisajes de vacaciones. Especialmente en IMAX, estos lucen de manera sublime y nos sumergen con la tropa de adolescentes.
Pero quizás una de las razones del por qué la película funciona espectacular es el trabajo de Jake Gyllenhaal como Mysterio. Para los que están familiarizados con las viñetas del Hombre Araña la real naturaleza del personaje puede no ser sorpresa, pero en “Far From Home” la revelación no te la esperas y te golpea a tal punto que se convierte en la semilla que cambiará para siempre lo que el MCU puede desarrollar a partir de ahora, una noción que se confirma con las increíbles escenas post créditos. Por favor, quédense hasta el final de la película, que una de las sorpresas te hará dar una ovación como pocas se ven en el cine, abriendo grandes posibilidades a la Fase 4.
El gran acierto de “Far From Home” por sobre “Homecoming” es aprovechar al máximo las capacidades del arácnido como personaje. Lo vemos brillar con luces propias y a sus anchas, en su máximo esplendor. Y el futuro de Spider-Man dentro del Universo Cinematográfico de Marvel brilla, promete, nos mantiene expectantes y recompensa a los fanáticos y entusiastas. Sin duda, una de las mejores películas del MCU y la mejor desde la recordada y atesorada “Spider-Man 2” de Sam Reimi, que en 2004 nos voló la cabeza. En ese nivel se mueve “Spider-Man: Far From Home” y es motivo de festejo y ganas de repetírsela una y otra vez.