Universidad Católica es puntero sin apelación. Trece puntos de distancia con su perseguidor, a nueve fechas del cierre. La UC no tiene la culpa que nadie le haga sombra.
Por Cristian Arcos, As.com
Universidad Católica es el absoluto líder del fútbol chileno a 13 puntos de distancia del su escolta, Audax Italiano. A menos que ocurra una sorpresa mayúscula, es muy probable que los cruzados se queden con su segundo título consecutivo. La pregunta ya no es si la UC será campeón sino cuándo abrochara su corona.
Esta diferencia ha provocado que muchos consideren que el torneo es aburrido, fome, predecible. No sería extraño que algunos iluminados propongan el regreso de los torneos cortos, para darle más emoción y dramatismo al certamen. Seamos serios, si el campeonato está prácticamente cerrado a nueve fechas del final no es problema de Universidad Católica ni del formato, sino porque el resto de los equipos han hecho un torneo menos que regular. Muchos califican de aburrido el torneo porque Colo Colo y la Universidad de Chile están lejos de la pelea por el título. Si estuvieran en la discusión ya no calificarían el torneo ni de fome, ni de aburrido, ni de predecible. Se hablaría de contundencia, pragmatismo y solidez.
La UC ha marcado tranco de líder merecido. En 21 partidos ha perdido apenas dos. Su más cercano perseguidor, Audax, ha caído en siete ocasiones. Matías Dituro, arquero del líder, ha recibido doce goles. La segunda valla menos batida es la de Unión La Calera, con 19 encajados. De 21 partidos, los cruzados han ganado 14. El segundo equipo con más victorias es Audax Italiano con 10 triunfos.
Matemáticamente Colo Colo no está lejos de clasificar a torneos internacionales, pero futbolísticamente está muy distante de convencer, sumergido en sus propios demonios. La Universidad de Chile no logra zafar de la zona de descenso, en un año donde se han graduado en el máster de las malas decisiones.
Universidad Católica es puntero sin apelación. Trece puntos de distancia con su perseguidor, a nueve fechas del cierre. La UC no tiene la culpa que nadie le haga sombra.