Directores dando órdenes, cámaras que quieren captar todos los rincones y posiciones acrobáticas. ¿Realmente se parece algo lo que vemos en la pantalla a la realidad?
Por ElPais.com
Casi todos los adultos han visto alguna vez, ya sea por placer, por curiosidad o por despiste, una escena grabada de sexo explícito. ¿Pero cómo se sienten las personas que están exponiendo la que es, probablemente, la dimensión más privada de nuestra vida ante las cámaras para el disfrute ajeno? Es necesario aclarar que hay diversos testimonios de experiencias duras, desagradables y traumáticas en el porno. Ese lado más oscuro del porno ya lo hemos explorado en otros artículos como este. Pero en este texto repasamos las declaraciones de algunas estrellas que han hecho su carrera en él, se han sentido cómodas en su papel y nunca han denunciado situaciones de abuso.
Esto no será una sorpresa para nadie, pero por si queda algún despistado: no es exactamente agradable tener sexo delante de las cámaras. Y no se trata únicamente por estar desnudo y en una posición íntima y vulnerable delante de extraños: el mundo del porno está lleno de gente libre de prejuicios, a gusto con su cuerpo, amiga del desnudo social (cuando no, directamente, exhibicionista) que no tiene problemas en este aspecto. No, esto es algo que va más allá de eso: es una cuestión visual. El sexo íntimo, desenfrenado y natural es aquel en el que dos cuerpos se funden y bailan a un mismo son. Bien, eso no ocurre en el porno, porque las cámaras tienen que captarlo todo. De ahí ciertas posturas acrobáticas de actores y actrices, que necesitan que la cámara pueda captar de forma clara sus genitales.
La actriz Madison Missina, que hoy tiene 37 años y comenzó en la industria con 18, cuenta en su currículo con más de 200 títulos. Missina ha declarado que ante la cámara “el sexo es casi clínico… está completamente carente de lo que hace que el buen sexo sea bueno. Como tienes cámaras siguiéndote, nunca puedes tener sexo en ángulos normales”.
“Odio esa parte de abrirse. El sexo real es muchísimo mejor que eso”, explicó en un vídeo el actor Aaron Wilcoxxx (así, con tres equis, cosas del márquetin para adultos). “Abrirse es como llamamos a introducir tu pene en la vagina de la actriz y después maniobrar y abrir tus piernas para que la cámara pueda captar un primer plano de la penetración. Es, básicamente, como follarse a una esquina”.
Las interioridades del porno y su funcionamiento interesan casi tanto como ver una película porno en sí. Esto explica que haya tantos libros de memorias publicados por estrellas porno (en Estados Unidos la autobiografía de la actriz Jenna Jameson estuvo seis semanas entre la lista de los más vendidos y en ellas contó, entre otras muchas cosas, que siempre se había negado a hacer escenas donde tuviese que practicar sexo anal) y también que vídeos de YouTube como la serie Ask a Pornstar («Pregúntale a una estrella porno»), donde se revelan secretos y trucos de los rodajes, sumen millones de visionados.
Es llamativo, por ejemplo, el vídeo en el que preguntan a varias estrellas femeninas: “¿Realmente llegas al orgasmo alguna vez durante una escena?”. Suma más de seis millones de reproducciones y en él hay opiniones de todo tipo. Muchas afirman que sí con entusiasmo, aunque ojo: esta industria se basa en la ilusión, en hacer creer al espectador que las personas que están ante la cámara disfrutan y se excitan de verdad, por eso a menudo los actores pueden querer mantener esta versión durante las entrevistas.
En este sentido, otra actriz, Charlotte Cross, es muy sincera: “Casi nunca llego al orgasmo durante una escena de sexo, pero sí lo he logrado cuando he grabado una escena individual» [o sea, una escena de masturbación]. Veruca James aclara que llega o no llega dependiendo del estilo o del subgénero de la escena que está filmando: “A veces lo que veis no tiene nada que ver con el buen sexo. El director suele necesitar cosas muy específicas, a veces llevamos disfraces… así que no tienes la oportunidad de llegar al orgasmo porque el director no deja de cortar y dar indicaciones”. “Puede ocurrir a veces”, resume Arabelle Raphael, “pero es difícil disfrutarlo porque estás concentrada en muchas otras cosas que no tienen nada que ver contigo”.
“Hay que educar a la gente y hacerles entender que el porno es un producto y es ficción”, aclaró el actor Nacho Vidal en una entrevista. “Puedes hacer cosas que has visto en una película porno y hay otras que no. El porno no puede educar sexualmente a los chavales”. Él siempre ha aclarado que cuando está en el set de rodaje “folla” y, cuando llega a casa con su pareja, “hago el amor. No hay comparación. No es comparable”.