Los disturbios en el duelo de Calera-Iquique y las amenazas de las barras obligaron a tomar la medida. Sólo se jugó el duelo Cobresal-Unión.
Un partido y medio. Eso alcanzó a durar la vuelta del fútbol chileno. Los hechos de violencia que suspendieron el duelo entre Unión La Calera y Deportes Iquique, obligaron a que la ANFP diera por terminada la jornada.
Pese a la intención de los clubes y la ANFP de retomar el campeonato, finalmente los disturbios en La Florida le doblaron la mano. La falta de condiciones y la incapacidad de garantizar la seguridad del espectáculo hacen inviable que se desarrolle el resto de los partidos.
A la espera del comunicado oficial de la ANFP, el ente rector del fútbol chileno citó a una reunión de emergencia en Avenida Quilín. Hasta ahí llegará la mesa directiva, y los representantes de la mayoría de los clubes de Santiago para comenzar una nueva mesa de trabajo.
Hoy la situación es crítica, y el tiempo se agota. La reanudación del torneo cada vez se ve más difícil, y sin las condiciones mínimas, la opción de finalizar de forma anticipada el certamen cada vez toma más fuerza, y será el punto central en las reuniones de la próxima semana.