«No acepta su rol secundario» dice el medio Sport.
Una extensa columna le dedicó el diaro español Sport a Arturo Vidal, donde lo destacan como el «rebelde irreductible» del Barcelona.
«Con Arturo Vidal no hay medias tintas: o le odias o le amas. A veces las dos cosas a la vez, pero no suele provocar indiferencia. Lo suyo es vivir en el extremo, con un peinado extremo y tatuajes extremos, con una forma de ser extrema y un fútbol de extremos. Un futbolista que enamoró más a Pep Guardiola, que le hizo titular indiscutible en el Bayern de Múnich, que a Ernesto Valverde, con quien no tiene ese estatus en el Barça. Y, como no conoce la rendición, sigue peleando por convencer a su actual técnico como convenció al que tuvo en Alemania, tanto en Múnich como en Leverkusen, pero también al que tuvo en la Juventus. De hecho, solo en el Barça no es titular», comienza diciendo la publicación sobre el chileno.
«Los debates sobre el estilo no van con él. Le importan muy poco las opiniones que se generan a su alrededor porque no tiene ninguna intención de cambiar su forma de ser. Ya no tiene edad para ello. Ni tampoco voluntad. Lo único que le interesa es, cada vez que tiene la oportunidad, demostrar que suma. A todos los niveles», añadió el medio.
En esa línea, agregan que «sus datos no son interpretables: es el cuarto máximo goleador del equipo con cinco goles y, en cambio, aparece en la posición catorce en cuanto a minutos disputados. Además, para marcar cinco goles solo ha necesitado realizar cinco remates a puerta. Se trata de una estadística que contradice a quienes le ven solo como un pulmón defensivo en el centro del campo. No solo roba balones, también los marca. E incluso los da».
Finalmente, Sport sostiene sobre el chileno: «En 72 partidos jugados en el Barça, suma ocho goles y ocho asistencias. Se trata de cifras similares a las de sus anteriores equipo, pese a no ser titular en el Camp Nou. En la Juventus marcó 48 goles y dio 25 asistencias en 171 encuentros, en el Bayer Leverkusen fueron 21 goles y 21 asistencias en 144 partidos, mientras que en el Bayern de Múnich acabó con 22 tantos y 18 pases de gol en 124 encuentros. Son estadísticas de un centrocampista llegador, no de alguien que se dedica a pelear como un pollo sin cabeza.