Cerca de 100 mil han sido utilizadas por fuerzas policiales.
Carabineros compró un nuevo stock de bombas lacrimógenas para hacer frente a las protestas sociales que estallaron el pasado 18 de octubre. De acuerdo con La Tercera, que cita datos de la Dirección Nacional de Orden y Seguridad de la policía uniformada, al 24 de noviembre han utilizado 98.223 bombas lacrimógenas calibre 37 y 18.032 granadas de mano.
Los elementos disuasivos fueron comprados a la empresa Cóndor S.A – Brasil y tienen las siguientes características: 95 mm de ancho y 60 mm de largo, y alcanzan entre 130 y 165 metros; y otros de 28 mm de ancho y 3 mm de largo. Cuentan con 16 metros “de dispersión aproximada de las cápsulas”.
La cantidad no es pública, porque se considera información relativa a la seguridad nacional.
En el oficio remitido al ministerio del Interior, se detallan tres situaciones a considerar “en el control de muchedumbres, para el uso de la munición de calibre 37 milímetros”.
En primer lugar habla de “la técnica de disparo”: “siempre en forma angular, de parábola o indirecto, considerando que el cartucho lacrimógeno CS, necesita espacio y tiempo para expulsar la cápsula”.
“No se debe efectuar disparos haciendo rebotar el proyectil para proyectarlo hacia la multitud, debido a que la dirección y velocidad será distinta a la deseada por el tirador”.
Y, finalmente, el uso de los gases “debe ceñirse conforme a instrucciones , cuando su utilización tienda en forma efectiva a la consecución del objetivo deseado, que no es otro que disolver manifestaciones que no sean pacíficas y a la gradualidad como protocolo sobre el uso de la fuerza”.