Patricio Jara comenta la reedición de Arcane XIII de Poema Arcanus.
El camino, y acaso la vida de Poema Arcanus, ha sido un viaje largo, un recorrido lento y tan pesado como su música. Aquello es lo primero que se desprende de la reedición de Arcane XIII, su álbum debut de 1999. Lo segundo es lo bien que sonaba entonces y lo bien que suena ahora, en tiempos en que el panorama es más amplio y la perfección a pocos asombra. En cualquier caso, las bandas doom siempre quedan más expuestas que el resto. No hay manera de ampararse en la velocidad ni en el monstruismo. Tocar lento y pesado es parte de la convicción de que el metal es capaz de transmitir emociones genuinas, y acá toda la apuesta está en desarrollar lo que bien podría catalogarse como la épica de la tristeza.
Reeditado en compacto y vinilo doble por Australis, Arcane XIII es un disco tenebroso; es un puñado de canciones que sin embargo, en su conjunto, dejan pequeños espacios de luz para que la oscuridad entre con toda su fuerza sonora. Aquello lo extenderá, aunque con matices, en Iconoclast, la entrega siguiente, y que los puso en el mapa con propiedad.
El trabajo hecho por el sello de Rodrigo Osorio hace justicia al contenido. El arte gráfico de dos talentos como Claudio Botarro y Enzo Toledo se aprecia en todos sus detalles. Por fin quedan atrás los días de las reimpresiones apuradas y llenas de descuidos impresentables… cuánta carátula con la imagen reventada, cuánto desastre que de pronto abundó en las estanterías de los discos nacionales, independiente del estilo. Cuánto ahorro de pagar a diseñadores competentes.
Este disco conserva el concepto general. Más bien lo optimiza. Y las notas de Igor Leiva, el guitarrista fundador, sobre la trastienda del proceso de grabación, ayudan a entender el contexto: el doom no se trata sólo de ritmos. Lo que hace a una buena canción en ese estilo es la progresión, la cadencia, la atmósfera, espesura hacia donde se encamina. Se trata de una búsqueda, de una exploración en ciertas emociones que, no por ser lóbregas, dejan de contener humanidad.
Arcane XIII no es la muerte en sentido literal; es el cambio, la apertura hacia un nuevo sendero. En este caso, uno que nos conecta con nuestra propia fragilidad. El doom no es tristeza gratuita ni admite caricaturas. Es consecuencia de una introspección profunda y, por lo general, dolorosa. Es la bruma convertida en creatividad y Poema Arcanus lo ha demostrado componiendo, durante su trayectoria, tres de las canciones más bellas y mejor escritas dentro del metal chileno de todos los tiempos: “Circos”, de Telluric Manifesto (“Palabras negras ríen muertas de tanta ilusión / Hoy es el día en que nada comenzó”);“Fading”, de Transient Chronicles (“Flesh shelters life / Flesh shelters sickness) e “Isolation”, que pertenece a este disco (“No contact with the external, entombed in my mind / Coldness surrounds me, like a womb of thorns”).
Poco más que agregar al rescate de un disco extraordinario.
Una pieza de colección.