Fabio Paim era una joven promesa del fútbol portugués, sin embargo, el dinero y la fama lo llevaron por el mal camino.
Cristiano Ronaldo es uno de los mejores futbolistas del mundo y él mismo se considera el más grande de todos. Sin embargo, había una época que el propio portugués consideraba que había otro jugador mejor.
“¿Creen que soy bueno? Ustedes porque no vieron a Fabio Paim”, fue la frase que dijo al llegar al Manchester United en 2003. Se refería a su compañero tres años menor con el que compartió vestuario en las divisiones inferiores del Sporting de Lisboa.
Paim era una promesa del fútbol que se perfilaba para formar parte de una generación dorada del fútbol portugués, junto al propio CR7, Nani, Simao y Quaresma. Incluso fue preseleccionado para defender los colores de su país en la Eurocopa del 2004.
Sin embargo, su talento no lo supo aprovechar y la mala combinación de repentina fama, poco profesionalismo y malas influencias, terminaron por derrumbar a uno de los talentos del fútbol portugués.
Su primer contrato, de 20.000 euros al mes, lo encandiló y la joven promesa no supo lidiar con la fama, las fiestas y el dinero. Derrochó su capital en una decena de autos de lujo y nunca se concentró en su carrera. No le gustaba entrenar y prefería irse de copas con sus amigos.
Aunque su representante logró que firmara por el Chelsea de Luiz Felipe Scolari, nunca estuvo a la altura y era recurrente que partiera en la banca. Finalmente, luego de seis meses en Inglaterra, regresó a Portugal donde jugó en tercera división.
Sus malas juntas y pésimas influencias terminaron por llevarlo a la cárcel. En agosto de 2019 fue arrestado por narcotráfico, donde la policía portuguesa allanó su casa en la que se encontraron una gran cantidad de dinero y cocaína.