Es de conocimiento popular que el avance tecnológico ha obligado a la industria reinventarse. La aparición de formatos digitales, sumado al boom de las descargas por internet, provocaron que el formato físico en la música, los CD’s y vinillos, así como también en el cine, los DVD y Blu-ray, pasaran a un plano peligroso del olvido y fueran sustituidos por las plataformas musicales como Spotify y Youtube, y las películas vía streaming.
Todo hacía presagiar que los avances no darían vuelta atrás, pero un vuelco inesperado en el gusto del consumidor, así como también las adaptaciones de la industria como por ejemplo la aparición de tornamesas remasterizadas, motivaron a que se volviera a colocar en palestra el método vintage para escuchar música, de esta forma podemos decir que los vinillos se rehúsan a morir.
La jerarquía anuncia que el líder indiscutible de la actualidad es el streaming, posicionándose con un 75% de las descargas mundiales. La norma, manifiesta que en segundo lugar debiesen estar las descargas digitales, y aquí es cuando nace la sorpresa, la venta en formato físico se saltó un puesto y quedó en el segundo lugar.
Según el medio TICbeat, durante esta semana, la Recorgind Industry Assiciation of America (RIAA), comunicó que por primera vez, desde 1986, los vinilos vendieron más que los CD’s en 2019, registro que le da el cierre a un nicho comercial que solo se ha dedicado a crecer durante los últimos 15 años.
La conexión con el formato físico es casi una experiencia religiosa, pero existe un valor agregado cuando se habla del reencantamiento con los vinilos, pues sin duda parte desde un sentimiento de nostalgia, pero no se queda solamente en eso, dado que el valor sentimental de añoranza también podría ser asociado con los CD’s, sino que estos elementos comprenden un significado que tiene que ver con el regreso a lo analógico.
El streaming ha ido desencantando a muchos con sus problemas de calidad, de codificación, y, en tiempos de inmediatez, con su lentitud. El sonido analógico permite que se tenga el control, una pequeña aguja es la responsable de que se desencadenen de forma inmediata sonidos auténticos, y que para el auditor, tienen un valor que apela a lo tangible.