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RESEÑA // «Birds Of Prey»: El camino a la emancipación y al empoderamiento como catarsis

La nueva película de DC nos demuestra que Margot Robbie tiene las cosas claras a la hora de proponer un discurso perfectible pero empático y poderoso.

Hector Muñoz |

Birds Of Prey

La nueva película de DC nos demuestra que Margot Robbie tiene las cosas claras a la hora de proponer un discurso perfectible pero empático y poderoso.

Por Héctor Muñoz Tapia.

De ese menjunje visual y narrativo que resultó ser «Suicide Squad», uno de los pocos puntos altos fue la Harley Quinn de Margot Robbie. La chispa, el carisma y la desfachatez con la cual la joven australiana interpretó a la novia del Joker se robaron la cuestionada película de David Ayer y la dejaron en una posición favorable a futuro, que aprovechó de inmediato para darle las alas necesarias para brillar. Y la primera muestra de que su toque sigue intacto es «Birds Of Prey (And The Fantabulous Emancipation Of One Harley Quinn)». Porque sí, esta historia es más de Harley Quinn que de las Aves de Presa de DC.

Estéticamente, «Birds Of Prey» continúa en la senda visual que patentó Ayer con el Escuadrón Suicida. Todo tiene colores destellantes y desde el primer segundo es Quinn la que nos lleva por la película. Y es su emancipación tras terminar con el Joker lo que le da empuje al menos en el primer acto. Es su locura la que filtra cada paso de superación de una relación y la valía propia. Pero también son las ganas de desmarcarse del pasado las que van alimentando su arco en el relato. No le importa ser sexy no cumplir las fantasías de los fans de los cómics y rompe el molde estético. Se le ve cómoda y a gusto en su viaje, y es acá donde Robbie pone su marca como productora general de la cinta. La cosificación queda fuera y se agradece el cambio de enfoque con el personaje.

«Birds Of Prey» es un relato de chicas. Acá son ellas las que tienen el volante. Con la dirección de Cathy Yan, el grupo que completan Huntress (Mary Elizabeth Winstead), Black Canary (Jurnee Smollett-Bell) y la detective Renee Montoya (Rosie Perez) logra brillar gracias a una introducción adecuada a pesar del caos reinante y unas interpretaciones sólidas que las justifican como piezas esenciales de estas Aves de Presa que nacen de una necesidad. De la sororidad más pura que puedas ver en pantalla, en clave de película de cómics, con antiheroínas que logran en conjunto empatizar con el público. Son ellas versus el mundo, el crimen organizado, los hombres, el abuso y un Black Mask al que Ewan McGregor le da textura y capas, siendo tan despiadado como divertido en una mezcla que solo su oficio pudo dar como resultado. Ahí está la esencia de la película, y no nos extrañe que esa fibra sea la que cause la mayor discusión entre el público. Porque sí, esto puede dividir, y está bien que un escenario así se proyecte.

A pesar de que el conflicto en «Birds Of Prey» no resulte tan digerible en lo lineal, lo estrafalario de su estética ayuda a realzarlo gracias a secuencias de acción sublimes para la pantalla grande, en la línea de lo que hemos visto en las sagas de «Deadpool» y de «John Wick», todo gracias a la clasificación R para adultos, que permite mostrar un poco más de lo que es norma para secuencias de acción pensadas en un público más joven. Las coreografías deslumbran por su precisión y nada queda al azar. Se logra sentir palpable y varias veces lejos del CGI reinante en el género. Hay algo orgánico en esas secuencias que te hacen sentir como si las peleas pasaran frente a ti en el mundo real.

«Birds Of Prey» es de esas rarezas dentro del cine de cómics porque no idealiza al héroe. Acá no los hay. Las chicas tienen sus temas por resolver y las acompañamos en el viaje. Las vemos tomar el control y sentar un precedente que daría gusto ver más desarrollado a futuro en las cintas masivas. Todo gracias a la «emancipación fantabulosa» de una tal Harley Quinn que le da épica al rol femenino como catarsis y desarrollo. No más damiselas en problemas, sino mujeres que son capaces de comerse el mundo. Y merecido lo tienen, por cierto.

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