Claudio Santis se destaca en el humilde Atlético Peñaflor, una de las sorpresas de la liga altiplánica, donde ya se hace un nombre. «Me paran en la calle», dice a AS.
Por AS.com
Claudio Santis (27) está feliz. El arquero que surgió en Universidad Católica está viviendo una oportunidad especial en Bolivia. Es el meta del humilde Atlético Palmaflor, que ascendió a Primera División el año pasado y que poco a poco se ha convertido en la sorpresa de la liga altiplánica.
«Es un club familiar, muy lindo. Estuvo en primera hasta los ’80 y después desapareció. Luego lo tomó un grupo inversor y lo subieron a Primera rápidamente. Incluso le hemos quitado hinchas a Wilstermann y Aurora, los grandes de la ciudad», dice Santis desde Cochabamba en conversación con AS Chile.
Atlético Palmaflor, en sus inicios, fue fundado como Club Municipal Vinto e inscrito en la Asociación de Fútbol Cochabamba, donde jugó durante muchos años. Producto de problemas económicos, en 2017 el club fue vendido a un grupo de empresarios que se instalaron en Quillacollo, a 15 kilómetros de Cochabamba. Al año siguiente ganaron la Primera B de Cochabamba y la temporada pasada se adjudicaron la Copa Simón Bolívar que les permitió llegar a la máxima categoría.
– ¿Cómo surgió la opción?
– El entrenador de turno me vio en las series menores y me vio en la selección adulta con (Marcelo) Bielsa. Se gestó por un preparador de arqueros de acá, Nery Quintana. Siempre me quiso traer y me pidió. Independiente de que no jugué mucho en el último tiempo, me sentía preparado. Tenía tres opciones y esta la tomé porque me quisieron, le tenía cariño al ‘profe’ de antes. Estoy contento acá, por el rendimiento del equipo y el respaldo del club.
– ¿Cómo ha sido su adaptación al club?
– Muy buena. Es un grupo muy sano, de los mejores que me ha tocado en mi carrera. Respecto a la altura, no he tenido ningún problema. Son 2.600 metros y antes que saliera la opción de venir me preparé con una cámara hiperbárica. El balón corre más rápido. Además, está ‘Mati’ Abelairas (ex Unión Española). Somos muy buenos amigos, almorzamos juntos y vamos al gimnasio, es muy humilde y trabajador.
– ¿Y a la ciudad?
– Es una ciudad ideal para vivir, nadie te molesta. Entrenamos doble jornada, salgo a hacer mis compras y es barato. Ya me paran en la calle y la gente es súper cariñosa y te lo hacen saber por cómo tú te brindas al equipo. Me han recibido bastante bien, de forma respetuosa. Eso te alegra, porque quizás de afuera piensas que pueda ser diferente. Sin embargo, la gente aquí respeta mucho al extranjero.
– ¿Influyó para su llegada el buen rendimiento de los últimos chilenos que jugaron en Bolivia?
– Claramente. La ‘Araña’ (Raúl) Olivares fue uno de los pioneros. En la ciudad tienen muy gratos recuerdos de él, recuerdo que fue clave en una Copa Libertadores. Eso da para que confíen en el jugador chileno. Es una liga muy fuerte, porque se juega con altura y diferentes climas. Los viajes son largos, difíciles, pero hay un buen plantel, que es muy sano y están todos muy compenetrados.
– ¿Cuáles son sus metas en el club?
– Primeros son las grupales. El club se puso como meta clasificar a alguna copa internacional, pero lógicamente mantenerse en Primera y pelear el campeonato».
– ¿Y las suyas? Quizás dar un salto en Bolivia…
– Sin duda. Son objetivos y metas que uno se pone. Pero eso después se verá, quiero romperla acá primero. Estoy pensando en Palmaflor y también me gustaría volver a la Selección y tener un llamado.
– Hablando de la Roja, ¿qué recuerdos tiene de su paso por ella?
– Los mejores. Del ‘Profe’ Bielsa también. A los 18-19 años ser llamado por él… imagínate. Me dejó muchas enseñanzas. Por ejemplo, ser dedicado. No se le quedaba ningún detalle en el camino. Me dejó muchísimas cosas.
– Jugó en varios equipos chilenos pero le costó consolidarse. ¿Por qué?
– Falta de oportunidades en su momento, pero cuando jugué fui inmaduro. Tenía problemas de peso y me costó estar más arriba en su momento. Hoy me tomo las cosas de otra manera. Hace tres años hice el cambio. En Católica me pasaba lo mismo, pero me mataba entrenando, pero no me cuidaba mucho, peleaba con el peso. Cuando salí a Estados Unidos me hizo dar cuenta de muchos errores por los que en otro momento ponía excusas, pero soy bien autocrítico en ese sentido.
– ¿Y ahora cómo lleva el tema del peso?
– Cambié absolutamente mi mentalidad. Acá hay mucha fritura, entonces yo mismo me cocino según el plan que me traje desde Chile hecho por Rafael Gutiérrez que trabajó en Colo Colo. Ahora que me preguntas hay un pescado que lo sacan del Amazonas y de los lagos, que es increíble. Debe ser una de los mejores platos que he probado en mi vida. Quizás me salgo una vez cada tres meses, pero tengo un plan de trabajo que lo sigo al pie de la letra.