El cuadro azul intentó la proeza, pero se impuso la lógica con su eliminación. La caída estuvo gatillada por aspectos futbolísticos que no manejó correctamente.
Por As.com
Finalmente se cumplió lo que los antecedentes indicaban. Universidad de Chile resultó eliminada en la segunda etapa de la Copa Libertadores frente a Internacional de Porto Alegre, un cuadro con más poder económico que los azules y claramente con un plantel de mayor jerarquía.
El empate sin goles en el partido de ida disputado en el Estadio Nacional, racionalmente, alimentó alguna expectativa de aproximarse a la clasificación como visita. Sin embargo, el peso de los hechos frente a un equipo con jugadores importantes del mercado brasileño terminó sentenciando, con justicia, la llave en favor del cuadro que dirige el argentino Eduardo ‘Chacho’ Coudet.
Pecados azules
De todos modos, en su visita al Beira Rio que concluyó 2-0 en favor del Inter, los azules cometieron errores que, en momentos puntuales del encuentro, tornaron más favorable la labor del cuadro local para obtener la clasificación. Falencias que, en caso de no haber ocurrido, pudieron haber encauzado el trámite del partido hacia otro destino.
La primera se encuentra vinculada, sin duda, con la jugada que determinó el desarrollo del partido en el primer tiempo. Tiene que ver con la intención de salir jugando desde la defensa bajo circunstancias tácticas completamente adversas en la que cayó la U. Desde el primer minuto quedó claro que el local en ofensiva también apostaría por provocar errores en esta faceta del juego y el elenco nacional no registró nota del asunto.
Antes de perder el balón en el gol Boschilia, Diego Carrasco había sufrido otra pérdida en el borde del área que no causó tanto peligro. Pero después el desenlace fue negativo, aunque no solo fue responsabilidad del central. También tuvo mucho que ver la equivocación de Cristóbal Campos de buscar la conexión corta cuando se cumplía ya el minuto 43 y la U sacaba adelante el 0-0 de cara al descanso.
Otro de los errores de los azules fue la falta de percepción, durante el desarrollo del encuentro, de generar una pauta de juego más favorable a Joaquín Larrivey. El argentino intervino muy poco en la primera parte, pero luego cuando lo habilitaron mediante balones aéreos frontales venció en todos los duelos y, por falta de lectura de juego de sus acompañantes, las maniobras no lograron un impacto ofensivo. Tal vez, intentando un ataque más directo la gestión arriba hubiera resultado más productiva.
Sin lectura defensiva
Por último, surge también como falencia en el cometido de los azules cierta ingenuidad táctica defensiva en el momento clave del partido, cuando la U pudo tener el balón y llevar el juego hacia el área local. Entonces, el trámite exigió máxima concentración en la última línea para evitar sorpresas y peligros a través de los contraataques del Inter.
Sin embargo, la fijación de las marcas no fue la adecuada como tampoco la predicción de los posibles avances rivales de parte de la defensa universitaria. Así, con una jugada de este tono y los azules corriendo hacia su arco completamente desarticulados, Marcos Guilherme sentenció el duelo con el segundo tanto. Después, el local pudo aumentar la cuenta, con acciones del mismo tipo que sacaron máximo rédito a la mala organización defensiva de la U tras perder el balón en el campo del rival.