El actor sueco, que ha fallecido a los 90 años, dejó un puñado de interpretaciones memorables y también un curioso tutorial sobre cómo sujetar la copa, a qué altura y con qué movimientos.
Por ElPais.com
1967 fue un año ajetreado para Max Von Sydow. El actor sueco, que ha fallecido hoy a los 90 años, había dado el salto a Hollywood en 1965 interpretando a Jesucristo en La historia más grande jamás contada, de George Stevens, había sido partenaire de Julie Andrews en Hawaii (1966) de George Roy Hill –hoy en el olvido, pero en su momento todo un bombazo comercial– y estaba rodando La hora del lobo y La vergüenza junto a su compatriota Ingmar Bergman, el director que diez años antes le había abierto las puertas del cielo cinéfilo con El séptimo sello (1957), película de culto indiscutible donde las haya.
Sin embargo, en ese año Von Sydow encontró tiempo para un peculiar encargo. Como era posiblemente el sueco más famoso de Hollywood (con perdón de Greta Garbo, retirada desde 1941), la revista Life acudió a él para el volumen dedicado a la cocina escandinava en la colección de libros gastronómicos Foods of the World. El objetivo era que Von Sydow, como buen escandinavo, ayudara a ilustrar un artículo dedicado al skål, un brindis típico con aguardiente. Ante la cámara de Richard A. Meek, el actor debía mostrar al público cómo se sujetaba la copa, a qué altura, y con qué movimientos. El skål es un brindis en tres partes, y el objetivo es que la copa quede tras el trago a la misma altura que antes de beber. Es decir, un movimiento casi mecánico, continuo, en el que el licor debe ingerirse de un solo trago para no romper la delicada coreografía de este tradicional bebercio.
Como se puede ver, el actor cumplió su función con creces. No solo proporcionó indicaciones precisas acerca de la postura; también sacó partido de su talento interpretativo para dotar a la secuencia de una solemnidad no exenta de humor. Atención al ojo semicerrado, a la barbilla baja, a la media sonrisa e incluso al gesto de no estar por la primera copa, sino por la tercera o la cuarta.
De este modo Max Von Sydow, actor omnipresente en Hollywood y sin embargo algo distante y reservado, muestra aquí un rostro amable y relajado que ofrece un contrapunto a la severidad de sus interpretaciones más trascendentes, de El séptimo sello a El exorcista o Shutter Island. También toda una demostración de elegancia sesentera. Sin renunciar al traje, la camisa y la corbata –al fin y al cabo, un brindis es algo serio–, la espontaneidad viene dada por el cabello levemente despeinado, la corbata estrecha, de seda jaspeada diagonalmente y con remate recto. Una imagen inusual que arroja una faceta distinta de este actor que apareció en una cantidad ingente de películas importantes y que supo ser una estrella de un modo diferente. Skål!