El alemán ya había recibido el Premio Nobel de Física, por lo que no debería haberle costado demasiado resolverlo.
A pesar de ser considerado por muchos como la mente más brillante de la humanidad, hubo una oportunidad en que Albert Einstein estuvo complicado con la resolución de un problema matemático.
Se trata de un acertijo que le envió en 1934 a través de una carta un amigo, el psicólogo Max Wertheimer, y que casi engaña al alemán, que en ese entonces ya había recibido el Premio Nobel de Física.
El problema matemático era el siguiente: Hay un automóvil antiguo que necesita subir y bajar una colina. La colina es de una milla (1,6 kilómetros) subiendo y otra bajando. Debido a que es viejo, solo puede alcanzar una velocidad de 15 mph (25 km/h) durante el ascenso, aunque puede ir más rápido durante el descenso.
La pregunta que le hacía el psicólogo a Einstein era: «¿Cómo de rápido debe ir el automóvil cuesta abajo para que su velocidad alcance los 30 mph (48,28 km/h) en el transcurso de todo el viaje de dos millas?».
Según cuenta en el libro «Risk Savvy: How to Make Good Decisions» del psicólogo alemán Gerd Gigerenzer, Einstein le respondió a su amigo que no se dio cuenta del «truco» hasta que ya había calculado la respuesta, publica El Confidencial.
El youtuber Presh Talwalkar ha hecho un video para explicar este acertijo, comenzando desde el final y calculando cuál es el tiempo necesario para que un automóvil llegue a esos 30 mph en un trayecto de esa distancia. Al dividir la duración del viaje, dos, por la velocidad, 30, obtienes el tiempo: 1/15 de una hora, o cuatro minutos.
A continuación, en el video de Youtube calcula cuánto tiempo tarda el automóvil en subir la colina dividiendo la longitud de esa parte del viaje, uno, por su velocidad promedio, 15, que se simplifica nuevamente a 1/15 de una hora, o cuatro minutos.
Dicho de otra forma, el automóvil tarda cuatro minutos en subir la colina, pero también debe llevarle cuatro minutos todo el viaje, lo que significa que no hay tiempo para bajar al otro lado. La conclusión, por tanto, es que no hay una respuesta correcta. En realidad, Wertheimer le había enviado a Einstein una pregunta con trampa.