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Actores que desaparecen, decorados que bailan y muertos que vuelven: lo más inexplicable que nos hemos tragado en las series

Asumámoslo: una de las misiones de los guionistas de ficciones es dársela con queso a los televidentes. Aquí recopilamos algunas incongruencias que lo constatan.

Hector Muñoz |

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Asumámoslo: una de las misiones de los guionistas de ficciones es dársela con queso a los televidentes. Aquí recopilamos algunas incongruencias que lo constatan.

Por ElPais.com

Un personaje que murió decapitado resucita varios episodios después. El fan de la serie se lo traga, no le queda otra. Los creadores aluden a razones creativas o a ciertas obligaciones contractuales para justificar ciertas decisiones insólitas. Ni las series más populares y con más presupuesto escapan de estas osadas maniobras pergeñadas en las salas de guionistas. Algunas, demasiado locas.

– Cambio de actores

Uno de los cambios de actores más sorprendentes fue el que ocurrió en Cuéntame. Pilar Punzano sustituyó a Irene Visedo como Inés Alcántara, para posteriormente regresar Visedo de nuevo al papel. El parecido físico obró el milagro en una de las series más longevas de España. Esta alternancia fue aún más desvergonzada en Cheers: el dueño del bar rival fue interpretado indistintamente por dos actores de gran parecido físico sin que nadie pareciera darse cuenta.

O en Roseanne, con Lecy Goranson y Sarah Chalke alternándose como la hija mayor de la familia, lo que daba pie a bromas constantes incluidas en los guiones. Se puede perdonar, porque parece un chiste de la propia ficción, como en la cómica Arrested Development, en la que tres actrices diferentes encarnaron a la misma novia del personaje de GOB. O las hijas de Las chicas de oro, que cambiaban de aspecto sin que al espectador le importara.

Uno de los cambios más habituales se produce tras rodar el piloto: el actor que no encaja por el motivo que sea es reemplazado posteriormente como por arte de birlibirloque. Ocurrió en Friends con Carol, la exmujer de Ross –Anita Barone solo sale en el segundo episodio y cambió a Jane Sibbett– y en Blossom con el padre de la protagonista (Richard Masur por Ted Wass). En La familia Monster, la matriarca Marilyn cambió a partir del episodio 14, también lo hizo la ingenua sobrina. En Seinfeld se optó por volver a rodar las escenas para futuras repeticiones con el padre de George (Jerry Stiller, el padre de Ben Stiller, reemplazó a John Randolph).

En Bette, la comedia de Bette Midler, Lindsay Lohan dejó de ser Rose porque a ella le venía mal que la producción se moviese de Nueva York a Los Ángeles. ¿Y quién no recuerda a la tía Vivian en El príncipe de Bel Air? Janet Hubert-Whitten fue reemplazada por Daphne Maxwell Reid en la tercera temporada por las tensiones en el rodaje con Will Smith. Y en España no olvidamos el embrujo de ¡Ala… dina! por el que Paz Padilla se convirtió en Miriam Diaz-Aroca.

¿Qué esto es cosa de otros tiempos, qué ahora no pasa? Para nada. En Riverdale, Charles Melton sustituyó a Ross Butler porque este se fue a Por 13 razones. Al menos Regie conservó los mismos rasgos asiáticos, no como en Juego de tronos con Daario Naharis, el amante de la Khaleesi, que pasó de ser el melenudo Ed Skrein al barbudo Michiel Huisman (Skrein prefirió largarse para rodar Transporter Legacy).

Y no olvidamos al hijo de Don Draper: en la quinta temporada de Mad Men el moreno y seriote Jared Gilmore –que había fichado por Érase una vez– fue sustituido por el rubio y jovial Mason Vale Cotton. Nada que ver.

– Cambio de decorados

Ocurre en menos ocasiones, pero ahí están también ciertas mudanzas de lo más chocantes. Si te pareció raro que la casa de la familia Ewing en Dallas sufriese una increíble remodelación que ni en Masters de la reforma, tiene su explicación. El rancho de la mítica Dallas, llamado Cloyce Box, cambió en la segunda temporada cuando se descubrió que su dueño, un exjugador de fútbol americano, tenía pendiente asuntos con la ley, lo que obligó a la productora a moverse al de Southfork, donde se volvió a recrear, aunque de forma diferente al original, la mansión de JR.

Otra hacienda californiana llamada Melody sirvió de localización para Westworld, el parque en el que se sublevan los robots. Algún espectador avispado observó que se trataba de las mismas pestilentes calles de Deadwood. Lo más curioso de todo es que la posterior película de Deadwood ha regresado a los mismos escenarios de Westworld. A veces aprovechar el mismo enclave lleva a este tipo de situaciones surrealistas.

En el apartado “nos colamos y lo arreglamos” estaría Friends (que cuenta con ejemplos para casi todo). Algún guionista se percató de que era imposible que el apartamento de Monica fuera el número 5 por su elevada altura. El detalle es fácilmente visible: su puerta pasa de ser la número 5 a la 20, y, por ende, el piso de Joey y Chandler cambió del 4 al 19. Para nota: la ventana de la cocina de Monica a veces da a una pared y otras, a la calle.

– Desaparición de personajes

Si un personaje molesta, se le mata o cogerá un autobús. Otra opción es no dar explicaciones. Uno de lo más sonadas desapariciones fue la de Mandy, la relaciones públicas de El ala Oeste de la Casa Blanca. Fue tan inexplicable su ausencia que los guionistas de la serie acuñaron una frase para cuando se volviera a repetir la marcha de cualquier otro personaje: “Se ha ido a Mandyville”. Algo parecido ocurrió en Community con la marcha de una maestra que le gustaba a Jeff.

Ante las preguntas de la audiencia, llegaron a bromear con ello mostrando un titular que decía: “La profesora Slater sigue desaparecida”. También borraron del mapa sin dar ninguna pista a la doctora de la que se enamora Leonard en la segunda entrega de Big Bang Theory o al experto en balística de CSI: Las Vegas a partir de la octava temporada.

En el primer episodio de Las chicas de oro, las mujeres compartían el piso con un joven gay. Nunca más volvió. Fue sustituido por Sofia, que no iba a estar en la casa en principio, al hacerse muy popular entre la audiencia. La familia de Phoebe en Friends no regresó ni siquiera para su boda. El perro de Kramer fue solo visto en el piloto de Seinfeld.

Ay, la fama. Cuando George Clooney se hizo popular comenzó a desaparecer de los episodios de Urgencias. El fornido Mr. Eko no se despidió al final de Perdidos porque el actor, Adewale Akinnuoye-Agbaje, pidió más dinero. También la hija más joven de los Winslow, Judy, desapareció en la cuarta temporada de la telecomedia Cosas de casa por una mezcla de reajustes de guion y recortes de presupuesto. No hubo explicación alguna: pasaron de tener tres hijos a tener dos.

En otras ocasiones, el personaje es incluido verbalmente, pero no llega a materializarse. Se dice que Larry David (en la serie del mismo nombre, Larry David) es padre, pero a sus hijos nunca los vemos. No les debió encajar después un perfil de padrazo que no venía a cuento. El gato de los cómics de Sabrina sale menos en la serie de Netflix porque la actriz Kiernan Shipka es alérgica a su pelo.

A veces, una enfermedad o una muerte prematura del actor obliga al cambio más radical. Uno de los más sonados fue el de Nicholas Colasanto sustituido por Woody Harrelson en Cheers tras un ataque al corazón. Este año se nos fue Luke Perry en Riverdale, un deceso que se introdujo en la trama. Alguno podría preguntarse por qué en la lista de Arya en Juego de tronos desapareció Ilyn Payne, el culpable de la muerte de su padre. El actor Wilko Johnson fue diagnosticado con un cáncer terminal, aunque, finalmente lo superó. Pero, para despidos mediáticos, el de Charlie Sheen en Dos hombres y medio. Ahí estaba Ashton Kutcher para tomar el relevo.

– Personajes que resucitan

Aquí, al contrario. Cuando creías que no ibas a volverles a ver el pelo (el pelazo, en el caso de Jon Nieve de Juego de tronos) van y regresan de entre los muertos. En el diccionario, de existir esta sección, se ubicaría una foto de Patrick Duffy. La muerte de su personaje en Dallas, atropellado por un coche, causó tanta conmoción (y una bajada de la audiencia abrumadora) que los creadores decidieron revivirle argumentando que toda esa temporada (incluido su fallecimiento) había sido un sueño (algo en la línea de Los Serrano o, antes, Newhart). Años después, cuando creíamos que el hito televisivo no sería superado, Sarah Tancredi resurgía de sus cenizas tras ser decapitada en la segunda temporada de Prison Break. La actriz Sarah Wayne Callies quiso dejar la serie pero, ¡chimpún!, luego cambió de opinión. Para más inri, en su revival, Scofield, el preso protagonista que escapa de la cárcel, también resucitaba.

Los reboots, o sea, series antiguas resucitadas para una nueva generación, es lo que tienen: que se pasan por el forro los finales de las tramas originales para poder arrancar de nuevo. Eso ocurrió también en Frasier, el spin-off –serie que arranca a partir de un personaje de otra– de Cheers. En esta, el protagonista llegaba a comentar que su padre, que era científico, había muerto. Sin embargo, en Frasier Martin reaparecía con una salud formidable. ¿La excusa? Se lo había inventado porque su relación era muy distante.

Otro regreso que bien podría ser parte de un hechizo fue el de Macy en Embrujadas, resucitada por un nigromante tras morir siendo un bebé (tela). O el de Dan, el patriarca de Roseanne, interpretado por John Goodman, que en su revival está sano y salvo cuando hacía años que había muerto de un ataque al corazón.

– Actores que interpretan a varios personajes

De todas las series se lleva la palma Se ha escrito un crimen, donde se acumulaban los casos con numerosos sospechosos y no había tiempo de hacer demasiados casting. No es la única en la que no se cortaban a la hora del reciclaje. ¿Qué te sonaban sus caras? ¡Qué más da! En La tribu de los Brady, Chris Beaumont interpretó a cuatro jóvenes diferentes en cada una de las cuatro temporadas. Patrick McGoohan también hizo de cuatro asesinos diferentes en cuatro episodios diferentes de Colombo. Y en Los vigilantes de la playa también fueron cuatro las veces que repitió el cómico Jeff Altman. Hasta el conocido James Brolin interpretó a tres personajes distintos en la Batman de 1966.

Entre los casos más curiosos está el de Veronica Hamel en Starsky & Hutch: fue una mujer relacionada con un caso en la segunda temporada para convertirse, sin relación alguna, en la ex de Hutch en la siguiente. Garrett Dillahunt fue, al mismo tiempo, el asesino de Bill Hickok y el psicópata Francis Wolcott en Deadwood. En Ley y orden, Jeremy Sisto fue un abogado en el final de la temporada 17 y en la 18, un detective. Con medalla: Terry O’Quinn hizo de tres personajes diferentes en la franquicia de Expediente X. Y Seamus Dever de arquitecto en CSI: Nueva York; de asesino en CSI: Miami y de pederasta en CSI: Las Vegas.

Y aún hoy sigue ocurriendo. En Juego de tronos, el actor Dean-Charles Chapman pasó de ser el prisionero Martyn Lannister en la tercera temporada al rey Tommen Baratheon en la cuarta. Peter Capaldi había sido un romano en Doctor Who antes de convertirse en el duodécimo Doctor. Tina Fey hizo de abogada y de conductora borracha de Uber en Unbreakable Kimmy Schmidt. Y Evan Peters hasta de siete personajes, incluidos Jesucristo y Marilyn Manson, en American Horror Story: Cult. Y la paradoja de las paradojas: John Mahoney fue un compositor en Cheers antes de convertirse en Martin el padre de Frasier, protagonista del spin-off homónimo.

– Cambios físicos inexplicables

En Perdidos se les fue tantas cosas de las manos que el caso Walt ya pareció hasta una más de sus bromas. Malcolm David Kelley pegó el estirón antes de tiempo, algo con lo que no contaron los creadores, y aquel niño delgaducho se convirtió de una temporada a otra (en realidad, varias semanas en la isla) en todo un hombre. En The Walking Dead ocurrió al contrario. Judith, la hija del protagonista, interpretada por siete gemelas, parecía permanecer en unos eternos seis meses a pesar de que habían pasado cuatro años. En el final de Los Serrano, como todo había sido un sueño tras la noche de bodas de Antonio Resines y Belén Rueda, sus hijos debían aparentar con pelucas y un look desternillante la misma edad que cuando empezó la serie cinco años antes. Luego están las secuelas y precuelas. La nieta de Mike, el futuro matón de Gus en Breaking Bad, es más mayor de lo esperado en su spin-off Better Call Saul, ya que de otro modo no hubiera dado juego su relación.

Junto a la edad, los cambios de peso. El más popular, el de Matthew Perry, que engordaba y adelgazaba como un yoyó debido a su adicción al alcohol, algo que se pasaba por alto en las tramas de Friends. ¿Y qué ocurre cuando una de las actrices se queda embarazada? Que hay que esconder la tripa como sea, algo que provoca situaciones delirantes, como ver a Jennie Garth taparse con un cojín en Sensación de vivir; a Lena Headey esconderse tras las sillas en Juego de tronos o a Lisa Kudrow llevar ropa holgada en Friends justo antes de la inseminación de Phoebe. Pero el caso más flagrante fue el de January Jones en Mad Men. En la quinta temporada reaparece oronda, fruto, según el guion, de la depresión de Betty Draper. Las malas lenguas afirmaron que las grotescas prótesis para hacerla obesa fueron un castigo del creador por quedarse en estado.

Otros cambios físicos se deben simplemente a accidentes. Kaley Cuoco se rompió una pierna montando a caballo y en Big Bang Theory la convirtieron en camarera para que se refugiara tras una barra de bar. Una idea que tomaron de Cheers cuando Shelley Long se quedó embarazada. O para despistar al espectador. En American Horror Story: Murder House el misterioso Rubber Man, un hombre vestido con un traje de látex, fue interpretado por otro actor para que no fuera reconocido fácilmente. O por no ser previsores. En CSI: Nueva York, la mujer del protagonista que aparece en una fotografía (una modelo) no es la misma actriz que luego participó en la serie.

– Decisiones de guion sin sentido

Este es un cajón de sastre donde caben todas las elecciones de guion que no cuentan con una explicación acorde a la ficción. Muchas de ellas han sido explicadas fuera de la serie por sus creadores. Joss Whedon (Buffy) suele hacerlo en las entrevistas; Dan Harmon (Community) en su blog; los guionistas de Perdidos lanzaron hasta una enciclopedia oficial. Los comentarios en el dvd son otro recurso. Incluso webs oficiales como la de HBO, que confirmó parentescos no explicados en Juego de tronos o algunas preguntas sin respuesta del final de Watchmen hace unos días.

Jerry y Elaine eran pareja al final de la segunda entrega de Seinfeld, pero regresan por separado en la tercera. Su creador, Larry David, dijo que odiaba verlos juntos. Todo bien.

En Mentes criminales Mandy Patinkin se bajó del barco por no estar de acuerdo con la tercera temporada y vete a saber por qué su asesinato fue explorado siete temporadas después. La broma no tenía por qué ser entendida, pero la tercera temporada de Me llamo Earl fue tan mala (su protagonista no solo iba a la cárcel, sino que caía en coma), que, al comienzo de la cuarta, llega a decir que todo fue un sueño. Un recurso que se usó en Matrimonio con hijos cuando, tras centrarse toda una temporada en el embarazo de la protagonista, Katey Sagal sufrió un aborto en la realidad y no se veía con fuerzas para representar el papel de madre. En Dexter, la policía Maria LaGuerta se enamoraba de Dexter en el primer episodio, algo que no se volvía a mencionar. Peter tenía un pasado con la mafia en Fringe del que luego nunca más se supo.

Es Friends un gran ejemplo del dicho «donde dije digo…». Solo dos ejemplos: Rachel no conocía tanto a Monica como luego se da a entender en sucesivos episodios; Ross siempre confesó que Carol fue su única pareja y luego presume de haberse acostado con la señora de la limpieza antes de con ella. En Gossip girl los padres de Chuck están vivos en el primer episodio. Luego dicen que su madre murió al dar a luz. Después que está viva, todo porque querían darle un papel de estrella invitada a Elizabeth Hurley. En Buffy, la protagonista es hija única, hasta que al inicio de la quinta temporada aparece una hermana por arte de magia.

Aparte merecen una mención especial ciertas paradojas que no dejan de ser, por otra parte, divertidas y que suelen aflorar con los cameos. Ross, Joey y Chandler son fans de Jungla de cristal, pero no reconocen en Friends a Bruce Willis cuando este aparece. Tampoco a Jeff Goldblum a pesar de ser el protagonista de una de las pelis favoritas del paleontólogo Ross, Parque Jurásico. Algo parecido pasó con Britney Spears en Will y Grace, de la que era muy fan Jack.

Incongruencias, en fin, que hacen más míticas estas series…

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