El rector de la Universidad de Chile cree que “hay cosas que acá se han naturalizado, como que ir a la universidad es un mecanismo para tener mejores ingresos por lo que vale la pena endeudarse”.
Las enfermedades mentales encabezan alza de licencias médicas en medio de esta pandemia, según indica El Mercurio. En los primeros cuatro meses del 2020 aumentaron alrededor de un 15 por ciento en comparación al mismo período del año pasado, según un reporte estadístico de la Superintendencia de Seguridad Social.
En Palabra Que Es Noticia conversamos de esto con Ennio Vivaldi, rector de la Universidad de Chile, quien cuenta que antes se creía que “la salud mental no era tan grave o prescindible” y por tanto “se descuidó mucho”.
Pese a eso, explica que “los índices de salud mental en Chile eran alarmantes, con altas tasas de depresión en jóvenes y mujeres de sectores socioeconómicos más bajos”.
En el contexto actual de crisis sanitaria, asegura: “Nosotros siempre hemos hecho primar el factor salud. Nunca tuvimos dudas de que sin cuarentena total tendríamos el sistema saturado hace mucho rato”. “Esto empezó en los sectores con mejor nivel económico de Santiago, quienes tienen condiciones mucho más favorables para protegerse de la pandemia (…) comparado a sectores donde viven ocho personas en dos piezas”, agregó.
El rector reflexiona sobre el país: “En Chile se implementó un modelo de sociedad extremo. Hay cosas que acá se han naturalizado, como que las prestaciones médicas se den como diagnóstico es una cosa que no existe en el mundo, y que es para facilitar temas económicos en el área de la salud. Para qué hablar de la educación… esta idea tan absurda de que hay que reemplazar el rol del estado por el de los particulares, o que ir a la universidad es un mecanismo para tener mejores ingresos posteriormente por lo que vale la pena endeudarse”.
En relación al estallido social, Vivaldi cree que “si estuviéramos todos de acuerdo en que debemos cambiar la sociedad, se podría generar un camino de entendimiento adecuado. Pero si pensamos que el malestar del estallido social es una cosa extemporánea, absurda, y que la vida va a seguir igual que antes, que no cambiará nada y este es un buen momento para volver al 17 de octubre, eso haría muy difícil la posibilidad de un cambio social”.