Con relación a la carta que firmaron personeros de la derecha, el exministro y excandidato presidencial asegura que ahí “se hace oídos sordos a algo que es evidente”.
Hoy en Palabras Sacan Palabras conversamos con Jorge Arrate, quien asegura que tras su candidatura no es que él se haya ido por otro camino: “Fue la concertación la que tomó otros rumbos”, aclara.
Se refirió al acuerdo que lograron sectores políticos con Hacienda: “Los pactos sirven cuando se hacen democráticamente, a través de los mecanismos del sistema democrático, no a través de 8 o 10 personas que se juntan en una pieza. La democracia es un sistema imperfecto, pero es mejor que encerrarse en una pieza a celebrar pactos”.
Según el exministro y excandidato presidencial, el camino es “un plebiscito, una asamblea constituyente y una nueva constitución”. “No va a dejar cien por ciento contentos a nadie, pero va a ser mucho mejor que lo que tenemos. En ese marco es posible construir convivencia democrática, donde se expresen diferencias y no se prohíben ni criminalicen”, agregó.
Consultado por una carta que se publicó hoy en El Mercurio, en el que algunas figuras de derecha, encabezadas por Andrés Chadwick, dicen que Mañalich fue víctima de la «pandemia del odio» y su «esfuerzo y compromiso no fueron suficiente para satisfacer una furia incontenible que invade a muchos», responde: “Esas posturas que hacen oídos sordos de algo que es evidente no contribuye a que se generen mecanismos de diálogo, pero Chile Vamos está en su derecho a identificarse con la figura de Mañalich”.
Continúa: “No creo que (Mañalich) haya intentado hacer daño, hizo una política con arrogancia, ocultó información y cerró las puertas a otros criterios y puntos de vista que pretendían colaborar”. “Al solidarizar con él, Chile Vamos se hace parte de esa responsabilidad”.
“Es una locura. Es el efecto de un momento de la política en el mundo en que florecen personajes que están cargados de odiosidad, espíritus discriminatorios, como Orbán en Hungría, Trump en los Estados Unidos o Bolsonaro en Brasil. Acá no ha surgido un Bolsonaro, pero hay grupos. Dentro de la derecha hay gente que piensa de esa manera. Me parece decepcionante, pero uno no debe hacerse demasiadas esperanzas de que un país que se ha fundado en la discriminación social, la desigualdad, la discriminación de género y étnica iban a actuar de manera distinta sus sectores de poder económico y político”, cierra Jorge Arrate.
Y para la primera visita de Paul McCartney a Chile, a fines de 1993, Arrate oficiaba como titular de Educación. En ese momento le entregó personalmente al Beatle una “Orden de mérito” por “servicios a la música, la paz y el entendimiento humano”. Recuerda ese momento: “La entrega la hicimos en una sala del Estadio Nacional, y fue una buena idea”.
“La condecoración Gabriela Mistral era una orden que estaba establecida para los méritos educacionales y culturales, pero se usaba exclusivamente para los profesores que se retiraban y eran reconocidos. Y nosotros dijimos, ‘si tenemos esta orden por qué no la aplicamos al caso de Paul McCartney’… Creo que él no estaba muy claro en qué consistía esta condecoración hasta que vio que llegábamos del ministerio de Educación con terno y corbata (y él con una camisa verde floreada, Linda encantadora) y leo un breve discurso donde recién se dio cuenta e hizo una intervención muy bonita con temas muy de fondo. Fue un gran momento para mí, y lo guardo como un recuerdo imborrable”, confiesa Jorge Arrate