Correr es uno de los ejercicios que más gente se decide a hacer cuando quiere perder peso, ya sea en las máquinas del gimnasio o en los parques. Pero ¿cuál es la manera correcta de perder peso? ¿Qué importa más, la distancia recorrida o lo rápido que vayas? La respuesta depende de cuál es tu objetivo, dónde corres y cuánto pesas, pero básicamente es una combinación de ambas.
En Mel Magazince, el corredor Paul Ronto entregó las claves para hacerlo de la mejor manera. Debes tener cuenta que si eres un corredor nuevo, correr a un ritmo lento será más seguro para evitar posibles tirones de músculo o que acabes tan agotado que al día siguiente no puedas correr, pues la constancia es importante.
«Los nuevos corredores no tienen que centrarse en el músculo», explica. «Tienen muchos músculos que desarrollar antes de pensar en ir más rápido, pues las lesiones en este caso son bastante frecuentes», agrega.
Si estás buscando perder peso y ya llevas un tiempo corriendo, entonces la opción de ir más deprisa es más adecuada que la de estar más tiempo. De acuerdo a un estudio realizado por RunRepeat, correr en distancias cortas ayudó en un 91% más a perder grasa corporal que hacerlo por más tiempo en distancias más largas, pero más lento.
Según explica Ronto, «las carreras cortas repetidas una y otra vez producen mejores resultados en términos de quema de calorías y pérdida de peso». «Además, correr más rápido también aumenta la quema de calorías en la recuperación posterior. La desventaja es que se necesita más tiempo para recuperarse, por lo que no es algo que se pueda hacer todos los días pues corres el riesgo de lesionarte», añade.
En cambio, si no corres por perder peso sino por tu salud mental, opta por correr durante más tiempo. Pero ten en cuenta que las carreras lentas no queman mucho ni fortalecen los músculos tanto. Un problema bastante frecuente es que muchos corredores acaban estancándose, pues la mayoría de las personas entran en una rutina y no se esfuerzan por mejorar.
En definitiva, lo que de verdad debe importarte es mejorar tu ritmo y tu distancia, pero lentamente, con un plan en mente, para evitar lesiones. La paciencia es fundamental en este deporte. Correr es como cualquier otro ejercicio en el sentido de que se necesita práctica para mejorar: el objetivo es que trabaje todo el cuerpo. Cada día es más fácil, pero la parte difícil es hacerlo todos los días.
En conclusión, si acabas de empezar, esfuérzate en ir alcanzando cada día una nueva meta sin ir muy deprisa para no lesionarte, y si llevas mucho tiempo, no lo conviertas en una rutina y fuerza tu cuerpo todos los días un poco más para descubrir hasta dónde puede llegar.