Clare Gardiner, directora en el Centro Nacional de Seguridad Cibernética, será la responsable de asesorar a los ministros británicos.
Mientras la gran mayoría de los países siguen confiando en los asesores científicos para diseñar sus estrategias contra el Covid-19, el excéntrico primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, ha decidido designar a una espía para supervisar la propagación del virus y evitar nuevos brotes.
Clare Gardiner, directora de ciber resiliencia y estrategia en el Centro Nacional de Seguridad Cibernética —que es parte de los servicios secretos—, será a partir de ahora la responsable de asesorar a los ministros del nivel de alerta del virus de una manera similar como se evalúa la amenaza terrorista. Su experiencia en investigación epidemiológica y estadísticas médicas la convierten en el perfil perfecto, según las autoridades.
La experta deberá orientar a empresas y organizaciones públicas sobre cómo mejorar sus ciberdefensas y reportará directamente a Dido Harding, la persona que está ahora al cargo del programa de test y rastreo, dependiente del Sistema Nacional de Salud Pública.
Esta decisión no dejado de ser polémica, pues los científicos no entienden que una pandemia global se aborde de la misma manera que una amenaza terrorista. Con más de 45.000 muertos, el Reino Unido sigue como el país más afectado de Europa, un escenario que, para muchos, no admite precisamente experimentos arriesgados.
Con la nueva reestructuración, los asesores científicos reportarán a los departamentos gubernamentales, pero no informarán directamente a los ministros. Las reuniones de los expertos ya se han reducido de dos a una vez por semana, y en el futuro tendrán lugar tan solo «cuando se considere necesario».
De acuerdo a El Confidencial, son muchos los que ya han expresado desde el anonimato su preocupación a la prensa local por los cambios, asegurando que la nueva unidad de espías «está envuelta en misterio» y nadie acaba de entender muy bien cuál será su funcionamiento.
De todas maneras, pese a que en un principio se sugirió lo contrario, los espías no tendrán la última palabra para determinar el nivel de alerta del virus en la escala de cinco establecida por el Ejecutivo de Reino Unido. Actualmente, se encuentra en el nivel cuatro, el segundo más grave.