Hoy en Palabras Sacan Palabras conversamos con Constanza Michelson, psicoanalista y escritora.
Parte haciendo una crítica “al discurso de la salud mental, que implica una manera de hacer diagnósticos y de entender y tratar los problemas. A mí me parece que esta época es un tiempo en el que se han movilizado muchas cosas desde el punto de vista personal y político, y aparecen preguntas”.
“La angustia es una bisagra, se puede convertir en una pregunta política: antes hablábamos de las 40 horas laborales, y ahora esa discusión pasó a que algo va a cambiar respecto del trabajo. Se le puede taponear con ansiolíticos y antidepresivos, o da nostalgia ‘que antes todo era mejor’ o se corre el riesgo de decir ‘hagámonos las preguntas que hay que hacerse, en lo personal y lo político’”, agrega.
Para Michelson, “la gran pregunta es ¿qué significa pensar?, y me refiero a pensar y hacer política. No un simulacro de política”.
Continúa: “Algunos dirán que la constitución no va a cambiar las cosas radicalmente, pero si estamos hablando que un señor (Elon Musk) va a ponernos chips en la cabeza uno podría preguntarse si efectivamente va a tener sentido hacer política… si va a haber resistencia. Yo digo que cuando pensamos en la constitución y las personas empiezan a politizarse, ese acto ya es de resistencia a la situación antropológica en la que nos encontramos: donde nos dan una pastilla o ponen chips en la cabeza”.
“El proceso ya nos constituye como ciudadanos, nos entreguen el papel al final o no. El otro día cuando (Cristián) Warnken entrevistaba al presidente Piñera, ahí Piñera devela su racionalidad hegemónica que impera: ‘no importa cómo lleguemos a la constitución, lo que importa es la meta no el proceso’. Ahí se equivoca profundamente, el proceso es tan importante como el papel final, porque no somos clientes, queremos ser ciudadanos”, remató.