Hoy en Palabras Sacan Palabras conversamos con Andrés Gomberoff, doctor en Física y autor del libro “La música del cosmos”.
Cuenta que “un capítulo se trata sobre Bob Dylan y el micrófono, que es un instrumento esencial para él o para cualquier crooner. La música rock requiere del micrófono, porque la voz no es audible al lado de una batería y una guitarra eléctrica. Y la ciencia que hay detrás del micrófono es maravillosa: es el electromagnetismo, una serie de ideas que en el siglo XIX encendieron toda una revolución”.
Otro habla de “Roundabout de Yes, que tiene una introducción con un sonido muy extraño, difícil de reconocer. Si lo escuchas, hay un sonido que parte muy despacio, aumenta el volumen, se apaga y luego viene un arpegio. Hoy nadie se pregunta cómo hicieron ese sonido, porque lamentablemente los sintetizadores arruinaron el misterio ya que pueden hacer casi cualquier cosa, pero en esa época era muy raro. Y eso es simplemente un acorde de piano en el que la cinta se dio vuelta y se reproduce al revés, por tanto, se va encendiendo de a poco y repentinamente se apaga. Eso nos parece muy extraño porque nuestro oído, aunque no sepamos nada de física, se da cuenta de que hay un fenómeno extrañísimo que tiene que ver con la ley de la termodinámica: los cafés se enfrían, nunca ocurre que el humo entre en una chimenea y transforme cenizas en troncos… todo eso ocurre por esa ley que nos dice que la entropía siempre aumenta en el universo. El hecho de que los sonidos hagan lo que estamos acostumbrados: partir repentinamente y apagarse despacio en la medida que la energía va siendo absorbida, sigue esta ley de la termodinámica. Entonces lo que escuchamos es una violación a esta ley, y aunque no sepamos de física sabemos que hay algo que se está violando”.
Y el libro de Gomberoff también le dedica un capítulo al cuarteto de Liverpool: “Con Tomorrow Never Knows de The Beatles la nota pedal parte con una tanpura, una de las primeras veces que un disco de música pop incluye instrumentos indios. El “Revolver” es una síntesis de distintas músicas, rompe fronteras, disciplinas: es una unificación. Este tipo de unificaciones están muy integradas en nuestra visión científica, y en este caso el magnetismo: todos esos ruidos que uno escucha en la canción son loops de cintas magnéticas, y es el magnetismo el que nos permite grabar… aunque hoy son ceros y unos. Tiene una historia intelectual que parte con William Gilbert en Londres, muy cerca de los estudios Abbey Road”.
¿Es difícil de entender? Sí y no: “La divulgación científica se hace a distintos niveles. Este libro en particular está hecho para todo público con una educación nivel escolar de matemáticas y ciencias, pero hay ciertos párrafos que tienen mayor dificultad. Yo trato de no ser condescendiente con el lector, sino que mostrar las cosas y si está interesado leer más o simplemente saltarse el párrafo e ir a otra historia”.