Ayer lunes 31 de agosto se cumplieron 23 años del trágico accidente en el que falleció Diana de Gales, en el interior del Túnel de l’Alma, en París, Francia. En el lugar también perdió la vida, su pareja Dodi Al-Fayed y el conductor del automóvil, Henri Paul.
Ese último día de agosto de 1997, la noticia trascendió fronteras y fue portada en los diarios de todo el mundo. Prensa escrita y medios de comunicación informaban y posteriormente realizaron extensos reportajes sobre la vida de la llamada “Princesa del pueblo”.
Horas antes del fatal accidente, Diana llamó por teléfono a sus hijos, conversación que en ese momento no sabían que iba a ser la última: «Fue ella la que llamó desde París, no puedo recordar lo que dije (…) pero probablemente lamentaré el resto de mi vida que esa llamada fuese tan corta».
Las palabras corresponden al príncipe Harry que dio una entrevista hace un par de años para un documental para la televisión británica, donde recordó la que sería la última conversación con su madre.
«Harry y yo teníamos prisa por despedirnos, para decirle ‘hasta pronto’…, si hubiera sabido lo que iba a pasar, evidentemente habría sido muy indiferente», agregó William que por ese entonces tenía 15 años, reconociendo que «esa llamada sigue clavada en mi mente».
Aunque ambos no revelaron el contenido de esa conversación, sí afirmaron no hay un día en que no deseen que ella todavía esté aquí: «Nos preguntamos qué clase de madre sería ahora, qué tipo de papel público tendría y qué diferencias estaría haciendo».